viernes, 24 de agosto de 2012

Lecturas de agosto
























Poesía Completa (Alejandra Pizarnik)


I. "Grises pájaros en el amanecer son a la ventana cerrada
lo que a mis males mi poema"


II. "En la mano crispada de un muerto,
en la memoria de un loco,
en la tristeza de un niño,
en la mano que busca el vaso,
en el vaso inalcanzable,
en la sed de siempre. "


III. "aunque es tarde, es noche,
y tú no puedes.

Canta como si no pasara nada.

Nada pasa."







CRIMEN (Agustín Espinosa)

" Ella se masturbaba cotidianamente sobre él, mientras besaba el retrato de un muchacho de suave bigote oscuro.
Se orinaba y se descomía sobre él. Y escupía - y hasta se vomitaba- sobre aquel débil hombre enamorado, satisfaciendo así una necesidad inencauzable y conquistando, de paso, la disciplina de una sexualidad de la que era la sola dueña y oficiante.
Ese hombre no era otro que yo mismo. "




























La Muerte en Venecia (Thomas Man)

Mi madre y la música (Marina Tsvietáieva)

1Q84 (Haruki Murakami)

Los Watson (Jane Austen)

viernes, 17 de agosto de 2012










Ella reía con un cigarro entre los labios,
se burlaba de su actitud infantil,
de todos esos desvaríos,
le dijo que su voz destruía toda esa belleza dormida,
esa languidez suave y eterna recién inhalada,
que esos celos resultaban patéticos después de cientos de años.



- Todo había comenzado como de costumbre,
las discusiones eran frecuentes
dijo él cuando le preguntaron-



Hacía calor.
Ella cantaba cosas olvidadas,
exhalaba el humo como trozos de alma,
oía gritos confusos,
nieblas y Moiras que aleteaban a su alrededor
y sacudían el bosque con furiosos gemidos,
mientras el viento arrastraba la falda de hojas secas
de un lado a otro de aquel claro.



- Estábamos drogados,
no recuerdo bien...
pero creo que ella me pidió que paráramos
en nuestro parque...
Sí, sí, solíamos discutir,
pero nunca pensé que acabaría...
No, no,
sí,
yo sí que la quería...
pero es que estábamos
tan...
tan...
tan...
bajó bruscamente la mirada, consternado,
cuando volvieron a preguntarle. -



Ella sintió solo la falta de aire,
una garra débil hundiéndose en la garganta,
el humo que no encuentra salida y quema,
las hojas secas como lluvia ascendente y roja.


Cuando ella cayó al suelo,
el humo se derramó con la saliva en la tierra seca.

El coche arrancaba en el preciso instante
en el que la primera hoja comenzaba a arder al entrar en contacto
con el cigarro casi consumido.



- Finalmente, él afirmó que no podían meterlo en la cárcel,
que debía ser un accidente, una confución,
él no podía matarla,
era una diosa.
Y en cuanto a lo otro... al fin y al cabo
él era el dios del fuego.-

viernes, 3 de agosto de 2012



No apuntales el cielo por costumbre,

todos los días que aún puedas ver no valen nada.

Deja caer las catedrales de las nubes.

Quizá el Parnaso sea una verdad secreta.






I

He descubierto que la soledad del cigarro

es algo compartido

cuando te arranco besos a oscuras

y tú me incluyes en tu historial de chicas malas.



II

En este lugar sin hora entre las sábanas sin tiempo,

perdóname por acabar los sueños en un viaje.

Ya sabes que siempre he pensado que asco y tabaco

son perfectamente compatibles.



III

Hoy, que solo han pasado 24 horas,

he aprendido a echar de menos en mi garganta

ese sabor a abandono de la tuya.





Que alguien le diga que no estoy en Barcelona,

que la palabra es demasiado larga,

que aún queda demasiada noche negra,

que las ciudades no cambian nada.




Me agarro a tu mirada

y solo encuentro

peces de abismo

para saciar mi hambre.




Para subir mis escaleras no hace falta instrucciones,

tú sabes que esta vez vuelves distinto

- permanecemos callados un instante-

yo vuelvo a caer en ti y a dormir contigo…

Y aunque las resultados, en este caso, poco cuentan,

te agradezco las buenas intenciones.