sábado, 14 de marzo de 2009

La cárcel de tus dedos

o Veo en el corazón de sus palmas
palpitar extrañas
casi liquidas,
oscuras…
aquellas alas
en un cuerpo
que se desdibuja triste,
sin darse cuenta
que así
su vida apaga en un verso de sueños
que se oculta.


o Su memoria entre las blancas casas.

Una casa nube
sobre la campana suspendida.

En los viejos adoquines
el corazón que nadie mira.

Zumba el silencio
entre las moscas de verano,
una lágrima cae
entre las ruinas de la iglesia.

Ruidos de campanas rotas
y de sueño.

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