sábado, 29 de mayo de 2010

Lava, jotas, rocas y dobles eles

Un relato al que debo 2 minutos de vergüenza....







Por fin ha muerto.
Pobre papá.
Hoy es jueves, lástima, los jueves está prohibido salir a la calle, mirarse al espejo, comer yogur de fresa y pan tostado, y ponerse el corsé de Miss Susan. Papá ha muerto,
se ha ido a un lugar mejor, seguro, a un lugar donde no le moleste esta niña rara, esta lunática con cuarenta años de historial, esta sombra que conococen en Boswell Street como Polly.
Nunca he sido feliz. Me he leido la definición de esa palabra, incluso me la he aprendido: "Estado de animo que se complace en la poseción de un bien. Satisfacción, gusto, etc..
" pero nunca he sido capaz de poner en práctica dichas palabras. Poseer... nunca he tenido nada. No, mentira, lo he tenido todo, pero no de la forma que me hubiese gustado. Tener
es una palabra comleja. Llegar a tener es todo un abismo.
Auqnue a decir verdad he tenido dos grandes sueños. Si me oyese papá seguramente que se pondría rojo como un tomate y me gritaría que tuviese más clase y que me comportase como lo que era,
¡qué imbecil que era papá! pensaba que con cuerenta años todo quedaba reducido a la nada. Bueno, lo que decía, que siempre he tenido dos grandes sueños. El primero empapelar la cocina y el salón
con las cubiertas de Cumbres Borrascosas y, el segundo, comprar aquellas serpientes y ponerlas en lugar de la televisión.

Me he decidido. Además hoy, sabado, es un buen día. Se pueden lavar los platos con agua caliente, puedo ponerme el perfume de mamá y vestir la falda que compré el otro día en el anticuario.
También el sabado es un buen día para olvidar. Qué son cuarenta años. Si, es un día estupendo para olvidarme de él, "mi padre".

Camino por la oscura calle donde está la librería de Ghorik. Es un callejón oscuro y misterioso, no recuerdo su nombre, pero siempre ha estado presente en mis interminables paseos.
Ghorik es un encanto, creo que es el único que me entiende. Ya sabe lo que vengo a buscar. Aunque el jueves no pude salir, llamé a la librería a eso de las once menos cuarto de la noche,
y lo pronuncié, por fin esas palabras ahogadas en incontables años de silencio afloraron como un grito que rompe un mudo: - Mil ejemplares de Cumbras Borrascosas, porfavor...

Miércoles catorce. Día de lavar la ropa, ver la Dolche Vita por millonesima vez, escuchar el Ilucionista de Dani Elfman y sacar a pasear a Puf. Comienzo empapelando el rinconcito de los sillones
y la chimenes. Todo el recividor está lleno de cajas de libros, abro una y doy comienzo inconscientemente a dos semanas que tardaría mucho tiempo en olvidar. Al día sigueinte, jueves de nuevo,
despierto con un poco menos de deseos reprimidos y bajo a toda prisa a ver el salón. Me siento en el sofá y las cientas de rosas marchitas sobre el fondo negro de las cubiertas,
por una vez me hacen feliz, sobre el empolvado nombre de Emily Brontë. Luego, enciendo la televisión que ya había puesto en otro sitio, y oigo algo que me perturba y me emosiona,
por fin veia mi prisión llegada a a su fin. Eyjafjakullajokull, aquella complicada bestia de silabas, piedra, jotas, lava, hielo, kas y dobles eles había roto su sueño.
Había arrojado enormes cantidades de cenizas y lava causando el terror... una vez más, como en 1783 su camarada el Laki. No sé si esta erupsión durará tanto como la de Laki.
Los medios no informan sobre cuánto tiempo segirá en este estado, por otra parte los problemas de las compañías aereas y sus millones evaporados por culpa de un inoportuno volcán
islandes no me importan lo más mínimo.

Los jueves, domingos y lunes nunca salgo a la calle, ni abro las ventanas, ni me miro en el espejo, ni lavo los platos con agua caliente, ni me perfumo... Pero no puedo evitar pensar que
hoy es un día diferente. Hoy la historia flota en el cielo, hoy no hemos podido, pese a toda nuestaros poderes de siglo XXI, oponernos a la furia de la naturaleza, y cunde el pánico.
Decido abrir la ventana, las ventanas, y seguir empapelando la casa hasta que lleguen las serpientes a eso de las cuatro y cuarto. Decido cambiar a Dani Elfman por Katie Perry.
Ponerme el vestido antiguo de mi abuela y los zapatos franceses del anticuario. Y cuando lleguen las serpientes ponerlas en su sitio y salir a la calle desierta, con su cielo de manta vieja,
con su aire a calma y normalidad recuperada. Ese cielo que tal vez pregona una segunda Revolución, aunque en este caso ajena a Francia, o tal vez solo da rienda suela a su incontenible
espíritu de niño jugetón y las consecuencias que esto acarrea.

domingo, 23 de mayo de 2010

Aevum




Allí, al fondo, está la ciudad quieta.

Roncos y extraños los tranvías
surcan las calles mientras amanece.

Quién diría que tú estuviste aquí a mi lado,
y que las fuentes ya callaron hace mucho
el pregón de nuestro amor, fugaz
que fue como un milagro en los rincones de estas calles;
que fue y que aún sigue siendo, aunqeu no tan milagroso,
el beso que arrancó palabras entre suspiros,
murmullos en amaneceres como estos
y monosílabos tan inmensos que la plenitud
de nuestro amor creímos eterna.

Orobroy

Despues de haber oido, despues de recorrer los mil años mi cuerpo, despues de sentir palma con palma los matices del pasado, despues... recordé.

Había pasado más de un siglo. Recuerdé haber oido esa música por el 2005 mientras él se movía entre sueño y lucha. Mientras yo luchaba con el sueño por mis quimeras. Mientras la música iba afilando su imperceptible aguja para atarme a ella y recordarme su presencia cien años más tarde.

viernes, 21 de mayo de 2010

1,2 y3...

Volver a empezar, volver a contar una, dos y tres... para recuperar fuerzas y calma y volver a arrojarse de nuevo en el ruido de la vida, en la rutina, en uno mismo.
Aveces soñar es complicado. Si echamos un vistazo atrás, uf, seguro que hasta nos sorprende la cantidad de sueños rotos que vamos dejando a nuestro paso, como si de objetos animados y muertos se tratase.
A esta canción le debo agradecer varias cosas, primero, y tal vez sea duro decirlo así, pero el mundo pasa "solo, contigo o sin ti" El tiempo corre y, sin animos de volver a explotar los viejos tópicos, no puedo dejar de pensar en el carpe diem Por otra parte, aunque me ha concienciado, tambien, y hasta en mayor medida, me ha animado "mi gloria es que algun dia me digas q si... me digas que si..." Espero que podais escuchar esta canción y os envuelva la misma magia que a mi.


martes, 18 de mayo de 2010

Cuarto menguante



Se abrirá la puerta. Los párpados dormidos, inanimados de la noche sucumbirán a la voz manceba del toc-toc de tus tacones.
Correré las cortinas para que no entren ruidos. La noche instalada en la noche derramará su arpegio de vida sobre mi regazo.

Intentaré contarte, a modo de disculpa, lo que sentí en todo este tiempo. Repasaré las pinceladas pobres de la borrosa acuarela,
de cada puntada que me clavó al aciento de tus noches. Y acabaré diciendo, bajito para que los fantasmas de la casa no despierten,
un gracias, cincero, por rescatarme. Por nosotros.

Veré los guiños de las copas y sabré sus tímidas propuestas. Tu dirás que no quieres nada, responderé, como siempre respondo, con el tedioso
silencio de llevar la contraria. No brindaré, lo tuyo no me importa... Palparé el presente del perfecto futuro, entonces desentrañadas
las interminables horas de imperio caído y blanca, entenderé ese oximoron lingüístico sin garantía ni lote.

Las luces palparán dos rostros. El tacto transparente de la invisibilidad, sorprendido, dará un giro imprevisto a la obra. Renacerá el cuadro
y el papel, descompuesto, en el bolsillo interior de la gabardina. Se sucederán los puntos suicidados, suspendidos. Y la historia, el silencio
absoluto, del charlatán de boina gris y verso de pie quebrado, invocará en su milagro una letra nueva, una variasión impropia de presentes perfectos.

lunes, 17 de mayo de 2010

Caminos II






Siento de nuevo la calma. Los susurros maliciosos de la pasifica soledad de quien está, por fin, solo consigo mismo. Me pongo romantico, me pongo una copa de vino
tinto y la miro... y pienso que estoy haciendo aquí, por qué.

La publicidad muda se sucede perseguiendose veloz y atemorizada. Los labios de aquel presentador, que mas que de corazones es de picas, no paran de emitir mudez, la culpa es del mando.
Doy un sorbo al vino, asqueroso, espero sentado la llamada, me aburro... Quiero salir a la calle y ver gente, liberar, como dice él, todo eso que te hizo cobarde. Todo eso que nos ha matao.

LA noche ha sido larga, Sicke se fue a eso de las cuatro y media. Los vecinos estaban en la terraza susurando secretos de los padres que aun no han querido dejar de ser
novios. Ya no había luna, la taranta de la madrugada removía sueño y lucha en una cama enfriada por el abandono reciente. No pude dormir más. El sueño se había ido, había dejado su rastro
de migajas desvergonzadas sobre la alfombra del comedor. El sueño tan solo era eso, era Sicke, escoces y mudo como este día. Me pongo un wiski.

Saber volver, es encontrarse. Saber decir, olvidar, despedir aquello que tan feliz te ha hecho en la noche... Historiales dormidos de una carta cualquiera. Y pensar que aquella condenada,
por una vez en su pordiosera vida de bruja mentirosa, creo que ni bruja siquiera, había acertado en decir: geminis y libra, la perfección. No fue intencionado, ni siquiera fue posible,
pero ocurrió, ocurrió cuando el vicio del arte llamó por primera vez en esa condenada isla, perdida en dios sabe donde. Tal ver para Platón sería afortunado, quizas el sentimiento de saberse
ultima sombra de ese plano mundo, para él sería el extasis espiritual, pero para mi, por desgracia no fue así. Acudí a ese oscurecido paraiso deonde la lluvia de conga y agua de grifo parecía
real. Donde el repique de cuerdas y tacones hacia de él un lugar único, frente a la barrera indestructible de espectador y artista, frente al llanto de levantarse cada vez con más ansia de volver.
Siempre.

Sucumbí al delito de escribir aquello que no fui capaz de hacer realidad. Renegué del presente para sumirme en aquel extraño velo de telaraña que mucho han llamado sueño, yo no le veo ni el sueño
ni el encanto a una mentira dibujada por ti, para ti y en tu propia mente. Decidí hacer lo que hago ahora mismo, prolongar una frase de treinta y dos hormigas y sus combinaciones sin sentido alguno,
pensando en el escultural dependiente afeminado del imperio Zarista... A fin de cuentas e incontables intentos de dar sentido y lógica a lo que nunca fue y no la tuvo nunca, lo conocí.

Se diría que el lugar era agradable, por una noche abandonaba aquella cloaca maquillada de oasis oriental y volvia a mi. La persecución no fue facil. Aparte de ellos dos, estaba Rosi, Sara, Tati,
Ursula, Vero y Wili. Se sacaron una docena de fotos en la negra boveda de la playa apasible. Había como de costumbre dos o tres parejas moviendo pelvis, corazón y sueño en baivenes incontenibles de
deseo. El viento seseaba como buen canario, el merengue de la ola lamía miles de años de arena. El romance estaba en su punto. Me apeteció separarlos, hacer una crueldad insolita incluso para un
relato. La madre de Matias estaba ingresada. El vuelo a Malaga salio a eso de las diez y cuarto de la mañana sigueinte. La farandula no permitió que Rafa lo acompañase. El tablao siguió su curso
paradisiaco de mentira insinuada. Setenta años despues de la pena de León, Quintero y Quiroga la pena de verdad volvió a sentirse, pero esta vez en el nieto del tercer compositor. Rafael Quiroga.
Me preguntaba si sería patetico unir a dos personajes en un parking, uno atándose los cordones junto a su coche y el otro caminando distraido mientras se asustaba de una presencia ajena y soltaba
entre risitas nerviosas un "hola". Patetico o no, así tuvo lugar el milagro, como pasé a denominarlo años más tarde cuando realidad e imaginación cobrasen sentido bajo el mismo nombre de "como la
vida misma". Mi ficticia reacción, casi identica a la real, fue de desconcierto, nerviosismo, "calmate...calmate...calmate...calmate..." y finalmente un "¿quieres que te lleve a casa?". No se si
estas cosas pasan en los libros, pero en la realidad indudablemente. Cuando iba a salir del parking, al lado izquierdo de la salida vi una silueta conocida apollada en el capot de un mini,
soltando improperrios a un movil apagado. "¿Te puedo ayudar en algo?" pregunté mientras bajaba la ventanilla "Eeee...pues., veras... es que no arranca..." Lo escribí así, y de esa manera ocurrió.

Nunca supe si la madre de Mateo y el mismo Mateo existieron, tal vez sí, pero escondidos tras otros nombres y otras circunstancias. Recuerdo la noche del ático, callada, quieta. Las sombras de las
palmeras pegadas al hotel y la única luz de una debil farola. Los charcos salpicados de ruidos de auntomivil en la dormida calle. Un chirriar constante en la claustrofobica paz de la casa. Una
noche extraña incluso para aquel que la ha escrito, un rumor salado de flamenco, carnes maduras y amagos de llanto incontenible.

No se esperaba la historia. Tanto el cuento como la realidad por mi vivida y experimentada lo dejaron de piedra. Lleno de asombro y fijeza que no me atreví a interrumpir, alargué mis palidos dedos
y rocé su nuca prolongando el hilo del deseo por mejillas, nariz, frente, orejas, cuello, pecho... "Tu pecho me incomoda... me hace perder la razón" le dije repentinamente. "No" susurro. "¿Qué?"
pregunté acercando la cara para verlo en la penumbra. "No volveré, eras tú..." Entonces el capitulo definitivo fue el de la bruja, amiga de su madre (su madre era un idolo para él) y la famosa
frase de "...geminis y libra, la combinación pefecta, dijo" repitió resucitando las palabras de aquella mujer. Desde entonces el diecisiete de junio y el veintitres de septiembre son el dia. Han
pasado a hacer la unión perfecta de dos años interminables y momentaneoas, perfectos...Hasta que llegó Sicke.

Ahora pasada ya casi una década, me lo imagino roto sobre sus cincuenta inviernos. Soñando un porvenir pasado sobre la porcelana rota del pasado. Miro el wiski acabado en mi regazo. Indesición y
sombra sobre la posibilidad de retomar una historia a media página, de proseguir los puntos suspensivos sobre la suspendida copa de los versos. Y recordar... la lluvia del paraiso en el teatro, el
zapateado que machacaba sueños y temores, el roce suave de su pecho y sus manos belludas... Ahora esta década de otro aroma, de la que me he impregnado, y ya es yo, me dice que tal vez tendría que
ir a verlo y llevarle flores.

domingo, 16 de mayo de 2010

Caminos I




Camina delante de mi, delgado, con el pelo negro y ondulado mesido suavemente por la brisa del centro marino. Camina con ella, no me decido, miro su camisa, que en realidad es mía, esa camisa que por cuestión de minutos, ha elegido sentir su cuerpo. Lleva una pulsera de cuero y las gafas puestas. Pienso que no puede ser verdad, y no me equivoco, que esto debe ser un sueño, y de hecho lo es, no puede ser que lo tenga a un paso de mi y que me ignore, y lo más preocupante aún es que lo ignore yo.
Ahora piensa en él, lo se, lo puedo leer en su modo de mirar el horizonte interminable. Piensa en qué hará en la casa, si verá como de costumbre, con los ojos entrecerrados, apunto de sucumbir al sueño, el futbol. Me imagino que pronuncia sus cuatro silabas mágicas buscando el contacto instantaneo, la unión que momentanea recorre distancia, cuerpos, recuerdos... esa unión que él ha logrado encontrar.
En realidad tengo envidia, envidia de todo, en primer lugar de no entender cómo dos personas tan opuestas puedan compartirlo todo, no, mejor dicho cómo él puede compartir su vida con semejante cúmulo de neutralidades y abandono, ese niño enredado en sus propias sombras... Piter Pan de la madurez. En segundo lugar me detesto, paso el día pensando en él, rascatando el aire por oler su aroma o encontrar esa particula de aire que ha salido de sus pulmones, y cuando por fin, ajeno a mi voluntad, me encuentra, me paralizo. El dificil explicar lo que me ocurre, pero las manos se me vuelven frias y sudorosas, la mente se vuelve a temas triviales y que no tienen nada que ver en ese momento, el temblor del labio superior me traiciona, me siento como un completo imbecil... y eso que no he hablado del físico que debo tener; un niñato de diesiciete años, acojonado y nervioso, rindiendo omenaje a su estado inmaculado de masturbador anónimo. Finalmente, pienso que aunque encuentre las fuerzas, la forma, el momento de que se frague el milagro, si es que eso llega a pasar algun día, no veo de qué manera pueden unirse los cabos de dos vidas tan diferentes, cocerse los extremos de un abismo de casi una década.
El sol, el astro que establece el futuro, heliocentrismo, actualidad, locura, el sol... Se imaginan que despues de ser fecundado por el astro rey, de sentir sus garras quemando la instantanea sensación de vida en los huesos de una sombra animada, un día cualquiera me impongan el imperio de cualquier otro astro. El eclipse que destruye una vida, la destrucción lenta y oscura de un eclipse puesto en pausa.
Lo vuelvo a mirar, ahora habla con ella entretenido, seguramente de todo aquello que no fue capaz de pronunciar nunca, sus palabras chocan con la barrera del romper de las olas, no logro oir lo que se dicen. Una lágrima resbala, corre por la mejilla sin afeitar que le ofrece mi rostro, gira bajo la sombra del mediodia, a la muda melodía de los violines de 700 noches y se muda, cambia de ser, de forma, de estado y ya no es lagrima. Es la soledad fraccionada en millones de diminutas gotitas, que aflorarán, que de hecho ya afloran, durante toda la existencia, durante todo este recorrido de mi vida. La mar se levanta.
Recuerdo la luz menguante de los faroles del paseo de correos, yo iba con ella, fue la primera vez que lo vi. "Mira, ese no es el chico del ballet" le pregunte en un susurro que el oyo a la perfección, recuero ese giro de cuello, esa sonrisa de "si, el mismo" esa mirada escrutadora que me dejó por primera vez, una de otras tantas, sin saber qué decir, que carcomió mi estatua de sal, mi forma de desinteres acostumbrada, mi olvido que distrae la calle.
La senda es de madera, no veo el fin de este cuenco de agua salada, de este cuento de cinco y diez de la mañana, de esta revelión atemorizada del cuerpo, nocturna revelión de la platea. Ruidos de zapatos en la madera de la noche. Alma.
Me lleva, ella desaparece, la mar baja y el sol se pone, tiñe de añil y negro los cabellos de la tarde, el viento sopla en la senda que nunca termina, huelo su presncia, me decido, adelanto el pie izquierdo, luego el derecho, mas rapido, mas rapido, mas... y lo alcanzo.
El sol se pone, quedan segundos, de pronto las sombras se alargan a punto de acabar su ciclo. Él, como si de un hecho sobrenatural se tratase, se da cuenta que hay alguien a su lado, me mira, desconcertado, intenta hablar, me empieza a temblar el labio y el sol desaparece definitivamente. Intento decir algo pero las palabras no nacen, cada sueño tiene sus respectivas normas, y sabiendo que todo termina, que todo acabará su etereo juego de ilusiones quebradas, cojo su mano, con la suavidad que siempre imaginé que presentaría su tacto y entrelazo mis dedos parándome en medio de aquella vida de naufragos. Doy comienzo a un despertar más.

lunes, 10 de mayo de 2010

Desde la pared

Llevo media hora en esta pared. No me gusta el amarillo, ni los dos locos que llevan haciendo ruido ya hace más de media hora, ni esa gente extraña que está sentada frente a las hojas en blanco, con la mirada perdida, como buscando algo... Esto me parece una idiotez.
Aunque a decir verdad, al menos puedo descansar un poco. Ya estoy harto de esquivar cholazos, palmadas, revistas enrolladas. La verdad que estos humanos son estúpidos, ¿no se dan cuenta que son demasiado lentos?
Hay uno en concreto que me disgusta, un extranjero, de Europa del este supongo. Su cara sonrojada, su pelo rubio, sus gafas cuadradas, su chaqueta gris y realmente rara. Humanos... ya les guataría ser como nosotros.
Ahora el del pelo largo, el que hacía pausas cuando intentó hablar, está escrutando una de las hojas, ahora manchada, como si quisiera interpretar algo.
Me voy, estoy hasta las narices, esta biblioteca es agradable, pero desde luego no es lugar para alguien como yo; además no se qué estoy haciendo despierto a esto de la una menos diez... es verdad lo que decía mi madre, nunca seré un mosquito normal.