Dijo que le recordaba a una mujer. Me pareció irónico. No sé si alguien más lo ha pensado, pero desde luego él fue el primero que me lo dijo.
Era una mezcla de todos. Una parte de alguien que no me venía a la cabeza, que no conseguía recordar. La atracción que ejercía sobre mí no era lo habitual, era un sentimiento diferente que desconozco. La verdad es que tenía una sonrisa bonita. Me daba risa... compartía mi complejo. Maia no se lo habría creido. Ella era un cisne, pantanoso, pero un cisne...
Le recordaba a EL, EL ya hacía tiempo que desaparecía sin dejar rastro alguno. Estaba ahí pero a la vez no estaba, nunca estuvo. Hay otro. Esa fue la frase. Cabrón dije al principio. Pero me parece tierno. Todo esto está tomando la forma triangular de mi cuarto.Un lago de bailarines desnudos sobre los cristales de la noche. Un descubrimiento impuro de una biografía. La paz infantil que llegaba después de una guerra, al comienzo de otra nueva, intemporal, cansina.
EL tal vez nos ha unido un poco, inconciente y distante, pero fue EL. Las historias unen. Destrozan. Se pasean descxalsas por las sombras de uno con huellas ajenas. Pero al fin y al cabo son historias... no? Eran más de las doce, regresaba antes de lo previsto. La pesadilla ya dormía en su realidad. La casa susurraba el silencio entre coches y grillos. Me acosté desnudo sobre aquellas sabanas arrugadas y blandas. Pensé en todos los "ELES" que habían pasado por mi vida. Los bailarines. El callado: Balanos. La tul me durmió en un aleteo repentino. Estaba libre. Volvía más ajeno que nunca a esa casa de nuevo, de nuevos, de imbéciles... pero estaba tranquilo. Eras tú.
Pero, quién me iba a decir que las 5:13 de hoy darían el paso definitivo. Grité al apagado teléfono. El fantasma volvió a sus sombras. Dormí. EL sueño había terminado. Tnorethram...
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