domingo, 28 de octubre de 2012
Del día después
Después del cigarro y el café
vuelvo a mirar por la ventana,
a describir la soledad, la mudez y el desorden
de las habitaciones
de la que nunca será mi casa.
Busco entre los papeles
-con mirada que procuro creerme seria e imperturbable-
aquel recibo donde garabateé tu número,
el color de tus ojos,
las notas en las que pude -muy por encima-
resumir el escalofrío de tus susurros.
Recuerdo los ladrillos de fuera
y la moqueta del rellano manchada de sangre,
todas aquellas siluetas
entre la bruma de las copas
y como las cosas entonces tenían un sentido...
Y aunque las palabras fueron confusas
nunca fueron más ciertas las miradas...
Todo ello girando en torno al color de esos ojos olvidados,
todo en torno a un número perdido,
todo en una noche que me bebo
y no acabo nunca
de encontrarte en mis garabatos
entre los papeles de mi cuarto
y los papeles de la pantalla,
y los papeles, que perdidos,
esconden los fantasmas
de los cuerpos decapitados de David y Venus
mientras observan la silenciosa
sombra de tus pasos,
detrás de mi,
por el pasillo.
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