miércoles, 11 de abril de 2012

Manifiesto

Y en principio fue el verbo. Y en el principio ese verbo no estaba, ese verbo lo manipularían los que venden manzanas y los me vigilan por palominos. Una falta de respeto esa calle, la verdad…
En el principio hubo algunos maltratados. Algunos desviados - aun no existía el término- en el principio estaba Zeus, Esopo, un atentado contra los asentados a las orillas de aquel mar vivo y ahora muerto… En el principio el bi no estaba, todo era uno. El principio, el paraíso, los ojos de alberti (con minúscula) para verlo, los ángeles cayendo, ardiendo plumas, se fraguaba el infierno en el confín de tus labios, menores.

No había menores, colegios, panaderías, National Geographic, RTVE, deneises, coches, prostíbulos -lástima- ni cuernos, ni drogas -otra lástima- ni condones -bieeen!- ni venéreas -lastima?- En fin, que no había.


En principio yo no tengo por qué dar explicaciones, pero las doy. En principio no tengo por que hacerlo, pero lo hago. En principio no tenéis por qué hacerlo, pero lo hacéis. Aquí falla algo. El qué? Espera que te lo cuento….

Uno: A mi me sienta peor que a ti? Sí!
Dos: No queréis soportar mi fabulosa y necesaria -según algunos- presencia, no lo hagáis, pero hacedlo saber, a la cara, de forma clara, transparente, concisa, sin lágrimas-al menos no en mi hombro- que las lágrimas son todas mías, y la pena, y la vergüenza.
Tres: Si dicen que tengo que dejar de beber: Al carajo!!!
Cuatro: Si decís que tengo dejar de beber… Al carajo!
Cindo: Si digo que tengo que dejar de beber: Al carajo, D. coño, al carajo!

(Agradecimientos a Mojinos Escozios)

Tampoco os vais a morir ahora tampoco… Gracias!

Pero tomo una resolución, la resolución de ser feliz por encima, sobre, y ante todo.
No por ello dejo de ser una "puta" ni una "warra" ni un pedante, un pervertido, un pelmazo, un lo que quieras… no, pero tomo la resolución y mucho me temo que hay personas que no incluyo.

Resumiendo, aprovechad los momentos del día en los que no ande yo cerca. Aprovechad las conversaciones correctas sin mi incorrección más que clara y evidente. Aprovechad la paz que da no tener al lado un enfermo de casi todo. Aprovechad para conocer gente nueva, para mudar de piel, de hábitos. Aprovechad para transfusionaros ideas propias propiamente ajenas, apropiaos! Aprovechad ese no hacer nada, ni tener que… ni pensar en… ni querer nada que… aprovechad! Aprovechad anidar en nidos ajenos hasta que los pollinos os devoren porque aburrís demasiado. Aprovechad el cambio para hacheros más ordinarios u ordinarios del todo. Aprovechad! Yo me sumo en el post- pesimismo y sus variantes.

No hablaré de tempranos vuelos, ni madrugadas, ni suelos, ni odios a la muerte enamorada, ni a la vida desatenta, ni rencores a la tierra y a la nada (que es en realidad lo que he sentido siempre) No hablaré más de ello, me han llenado suficiente. Hora de evacuar Charley! A cagarme en todo, que es hora, y que apeste!

Os juro- a vosotros que con indiferencia haced el favor de no leerme- que esta es la peor resaca y la última, hablo desde lo sentimental, entiendan.

Ahora comenzará la peste, el asco, las frases cortas, el no puedo, el desacostumbrado "pasar de largo", el insulto despreocupado, el egoísmo necesario, el instinto de supervivencia, el absoluto abandono de perseguir la nada, o el amor, o el deseo, o la rabia de cuerpos ajenos. Ahora todo comienza.

No creo que imite a nadie. No creo que nadie se sienta capaz de imitarme. Cada uno desaparece a diario como puede. Yo lo comienzo desde este escepticismo práctico que me desposee de todo lo que he ambicionado alguna vez.
Ahora todo se resume en dinero (omito el sexo) y en poesía. Esta última quién sabe si acaso desaparecerá e incluso más rápido de lo que uno se cree. En definitiva que las ganas de no dejar nada a mi paso son ahora mismo lo único que me hace seguir, seguir acaso mirando un punto delante del que retrocedo caminando hacia atrás. Yo también me he sentido en esa Laguna extraña como Felix "mi propio abuelo viendo a su infancia jugar" crecer acaso, morir ahora.

No se si debería despedirme de algún individuo que se que vale la pena. Pero que se quede todo entre nosotros, enterrado entre las ruinas de una casa ocre, llena de ruidos, de arañas, de lágrimas después del sexo, de golpes mal sanados. Acaso haya personas que odio y se que les debo mucho… pero que se quede entre nosotros como un pecado sin confesar, al que me someto, el que estoy dispuesto a pagar con todas sus consecuencias, y conocer el infierno, el verdadero amor, el fuego que nunca ha ardido en mi cuerpo. Pero sabed, vosotros no estáis siquiera en ese infierno, aprovechad! que no os incluyo

Y no poder nada… y no poder… nada…nada…y...

lunes, 9 de abril de 2012

acaso jamás deberían haberse construido


Han roto deshojados en la lluvia, se han roto.

Ha amanecido con niebla, tambores, resurrecciones barrocas que me tocan los cojones profundamente, viejitas tristes de las que a penas me compadezco, murmurando quebonitos en todas las pestilentes esquinas de sol y palma.

Han roto. Se han roto… acaso jamás deberían haberse construido. Releo lo que he puesto hasta aquí, sigo:

La tarde fue ordinaria, una carrera de ratas por bares desalmados. Desganados los cuatro, comiendo sin hambre, bebiendo por costumbre cerveza barata, viendo - me avergüenza decirlo- fútbol mientras un simpático camarero (para mi claro) recorría muy muy deprisa el bar de un lado para otro, incansable, hasta el aburrimiento, pero simpático, sin duda.
Todo se confunde hasta la nada próxima al verano. La gente que se ha ido anunciando el caluroso abandono casi eterno. No hay niños por las calles que parecen peor alumbradas, no hay borrachos, ni erasmus divertidos, ni hombres recogiendo las terrazas de los bares, ni tampoco está él aunque siempre lo tenga presente. La ciudad sumida en una monotonía desacostumbrada y triste. Las cabinas no funcionan. No hay relaciones públicos que inviten a despilfarrar conciencia y dinero. No hay noche para perder el día. Este hoy se volverá eterno de nuevo, este hoy que no se acaba hace dos días. No hay glaciares de sonidos en su blog de insomne esperanza.
Quiero verle.
No hay tiempo.

Descanso la cabeza sobre el sofá rojo, lo escribo. Cierro los ojos y le dibujo con una luz como de neón verde en la oscuridad, lo escribo. Pienso en hacerme un té y ver programas sin sentido, de estos que ponen por las noches, para hacerlas aún más insoportables y largas, lo escribo. Pienso que tengo que ir a un psiquiatra y reconciliarme, lo escribo. Pienso en pensar y escribir, lo escribo. Pienso, sin motivo alguno, en pepinos con salsa de yogur, lo escribo. Pienso en los japoneses del verano, en Tenerife, en Murakami, en Kafka, en Barajas, en Miguel, en Fran y su marido, en El Faro, Las Vistas, el paseo de la playa, la montaña de Guaza, el colegio como una cárcel conectada por puentes al viejo pueblo; pienso en haber estado acompañado, en no haber valorado el débil amor que tuve, en los sueños que daban ganas de llorar, en las comidas por la tarde en la terraza tibia… lo escribo. Escribo.

Ellos al menos tienen el refugio de pensar que han tenido un amor reciente aunque ya solo sean barro de hojas.

Uno vuelve sobre el mismo amor, sobre el único amor, sobre ese amor imperfecto que luego quiso recuperar su instantánea grandeza entre mis brazos y no pudo. Uno solo piensa, recuerda y escribe. Escribe en la noche con deseos imposibles.

Ellos, al menos en estos últimos instantes, aún se tienen y lo saben. Ellos que están deshojados en esta lluvia que vino de pronto. Ellos saben que no…

Uno descubre un vacío peludo, lleno de odio, de amor podrido, de esperanzas.

Ellos cavan hoyos bajo la lluvia.

Uno no se sorprende si la muerte acaricia ahora las palmas de las manos, como podría sorprenderse con un mirada de afecto, gratis, silenciosa… suya.

Ellos cavan hoyos en la cama bajo la lluvia.

Uno escribe esperanzas.

Ellos cavan hoyos en la cama de sus gritos, bajo la lluvia, hasta la mañana.

Uno susurra esperanzas.

Ellos cavan, se cavan uno en el otro sobre la cama unos inmensos hoyos bajo su propia lluvia, hasta su propia mañana.

Uno mira repetirse esta enfermedad inmunda y grita, gime, llora esperanzas.

Ellos cavan….

La lluvia.

Uno….
Esperanza.

domingo, 8 de abril de 2012

Dones Voraces


Aprendí a cortar minutos con Martín Sosa
a ser vulgar y triste y gustar con Miller.
Aprendí el arrepentimiento absurdo y el reproche frente al espejo
viéndome, acaso por desgracia, mas Jaime que esta arquitectura de temores.

Aprendí a trazar silencio en los gritos
el vicio del vintage gay de marineros argentinos
y una irrevocable desolación de en y por todo… gracias a Carlitos y Cernuda.

Aprendí a ser perra enferma y puta
y a gustar solo con ropa,
aprendí que mi desnudo daba risa después del sexo,
que me dolía la espalda y las palabras y el llanto sin razón y las borracheras,
con aquel primer hombre que fue de todos y aún es de nadie.

Pero en este hoy interminable
aprendo a no dormir, a arrastrarme hacia la madrugada,
a ver pasar borrachas mis vergüenzas sin avergonzarme,
a elevar la melancolía al nivel de arte.
Aprendo a seguir viviendo gracias a ti , ser vacío,
maltratador, autoproducto, violador que me preña de sueños: Nada,
- aunque yo prefiero llamarte en masculino-
Aprendo gracias a ti a saber que siempre estarás llegando y en parte eres la esperanza,
ese instante siempre eterno del silencio prolongado abusivamente previo a la llamada,
aprendo a saber que ambos somos nuestras nadas
que inmortales de esperanza y dones voraces nos resucitamos para morir siempre,
siempre el uno en el otro,
condenados
a ser dolor ajeno
y malditos,
malditos.

jueves, 5 de abril de 2012

La textura de las vainas de los guisantes...


Solías oler a sudor y a ganas de mear cuando te levantabas, las pocas veces que dormimos juntos y tu me pediste chuparme los pies mientras yo opté por chuparte de los muslos hacia dentro.
Solía levantarme contigo oliendo a despecho y agradecimiento, oliendo a ti y a tus brazos llenos de venas gélidas, sabiendo a ti también, ansioso por beberte la sangre, en celo.
A veces te metía los dedos hasta que te corrieras, mientras diminutas arañas invadían los cristales de tu cuarto emigrando del gris jardín que rodeaba la casa hasta el abierto calor de la ya marchita vergüenza. Te restregabas el semen por el vientre como si fuese un rito tras el cual creías que te quedarías preñado de tus propios seres muertos. Yo te supliqué en múltiples ocasiones que me preñaras, pero dijiste que era peligroso, que no querías ensuciarme de ti, y no hablo de enfermedades, tenías una extraña teoría sobre las transmisiones de ideas enfermizas y suicidas por vía anal, muy jodidas si la eyaculación se realizaba en un culo del mismo sexo.
Luego, te follabas a todas las niñatas del barrio dejando a un hijo en cada esquina.
Yo me preguntaba cuando veía a alguna muy jovencita preñada caminando vestida de gris y con la cabeza gacha por tu barrio si la culpa no sería de ese hombre, de ese chico, de ese niño inconsciente al que tanto yo amé.

Me gustaba ir a tu casa. No siempre me dejabas subir y me sentaba a esperarte en el portal hablando con los gatos y mirando con ojos fieros a las viejas atrincheradas en unos bancos inclinadisimos y muy curvados que amenazaban con ceder bajo del peso de sus mas que menopausicos coños. Ese día me reiría en sus peludas narices, viejas cochinas!… como si ellas no hubiesen hecho lo mismo que yo si pudiesen estar contigo y hacer que te corrieras y que gimieras de impotencia y placer, de soledad, de momentáneos brochazos sentimentales que recordaban el amor vagamente.

Tu tardabas en bajar, algunos días hora y horas, olvidandote de mi, durmiendo tal vez… yo me entretenía repitiendo tu nombre, probando con distintos tonos. Durante horas optaba por susurrarlo y oír en el ese dulzor que se me hacía tan amargo de después del sexo. Recordaba las viejas paredes de la casa de tus padres, esos juegos no digo infantiles, pero aun no del todo adultos. Recordaba tu ronroneo en el hueco de mi cuello y alguna frase suelta, recordaba tu pelo que me anegaba la frente e invadía mis orejas, cosquilleaba las mejillas… mi risa interrumpiendo tu sueño, la respiración… la paz.

Salías del portal con los pantalones arrugados al igual que el ceño. Los ojos casi cerrados defendiendose contra el sol poniente, inofensivo ya. Murmurabas cosas y solíamos alejarnos del barrio, adentrarnos unos cientos de metros en el campo, robar guisantes a unas viejas, que no querían creer que el ayuntamiento no tardaría en arrasar sus campos para construir bloques de edificios, y nos los comíamos crudos. Algunas viejas nos chillaban, otras sonreían.

Una vez te excitaste con la textura de la vaina de los guisantes.
Mientras te la chupaba, tú desparramado en una gran piedra de granito que tenía una parte plana, una sombra se quedó helada a nuestra derecha. Miró tu polla y su tamaño pareció sorprenderla, hizo un gesto como repasándose la dentadura postiza o las desnudas encías, nos miró un rato como recordando, una sonrisa se mezcló con una mueca de amargura… era una de las viejas que nos sonreía siempre que íbamos a robarle guisantes. Tal vez estaría demasiado sola. Tal vez recordó lo que era eso de tener una polla en la boca, un vago recuerdo de algún acto sexual, recordó a su muerto.

El Borracho


Yo le robé la consonante final del nombre. Es demasiado sencillo, todo, incluso él lo entendió a la primera. Era el segundo apóstol, el que nunca me conoció, el médico, el obsceno, el demasiado imaginativo (perversamente) para semejante religión: baile de hipócritas.
La historia se resume en dos frases: " Lee algo guarrote…" " Tienes que seducirme…" Punto. Yo no he dicho nada.

Lo quiero, si. Lo quiero como se quiere un algodón de azúcar cuando se tiene cinco años y la boca demasiado pequeña. Lo quiero como se quiere un alivio matutino bajo el infierno de la ducha. Lo quiero como mero entretenimiento en tardes puñeteramente aburridas. Lo quiero como se quiere una canción para pensar en nada. Lo quiero para sentirme mas mujer y hombre y viceversa. Lo quiero para que se sienta mas hombre y mujer y mas…y mas… y mas…
Lo quiero en gemidos, en bofetadas, en cuerpos sucios escrutados por la noche, lo quiero bajo un san sebastián celoso, lo quiero en las manos, en los ojos, en la boca, entre las piernas, solo eso. Lo quiero como se quiere a un animal ajeno. Lo quiero de rodillas, como perro de nadie, como imposible misión, como enfado. Lo quiero con su lista de mujeres violadas, y que me relate sus paraísos lejanos entre las sábanas del viernes. Solo lo quiero para follármelo, para que me folle.

Yo no tengo tetas, solo un vacío. Mi g está demasiado lejos y desgastado, así que no lo busques, que solo la tinta (me) entiende de vuelos. Pero os prefiero tildados por sistema: esdrújulos. Lejanos y despreocupados, siempre y cuando el silencio haga justicia. Nunca había pedido que me cosieran la boca por un silencio en la cama, pero como es tuyo… haz lo que quieras.

Tienes razón: "Y el borracho aprovecha". A que nunca pensaste que serías objeto de uno? Tu tampoco tienes tetas. Pero todo fue el tequila, y las ganas, y la espera, la sorpresa, el cansancio, esta formalidad tan puta y aburrida, este ensimismamiento en vosotros mismos: el sexo anal a solas… y todo por el silencio! el maldito silencio! Pero me gusta…

Hubo un punto crítico, o mas bien momento: Rúa Mayor, frente al portal enorme, muy tarde ya… después de meternos entre pecho y espalda alguna porquería mal hecha del "Leonardo" (creo que se llamaba así) regado todo ello de cocacola, soledad en el caso de algunos, mala leche y que Lorca era de derechas (risas internas por mi parte). En fin que yo ya me iba y entonces alguien que grita… ¿pero tu no esperas, joder…? el resto supongo que lo conoces. Revelador, no se, morboso, raro…sí. El error: no haberte violado en ese 55 de la Rúa. Qué coño más da… que se enterase el mirón del hostal y la vieja del 1C. Sí, hasta los maricones mas insomnes nos controlamos a veces. Imbéciles!

Las Lupanares


“Convertí la casa en un lupanar inmundo. Les pedimos los ángeles, nos los dieron.
Convertí un cuerpo difícil y frágil y lívido y temeroso en sí mismo y por sí, en una extensión fugitiva y bella de mi deformación física, reflejo en estos nocturnos seres y objetos. Les pedimos las alas… pero volar, volar… jajajaja volar! Nos dieron a los ángeles. Los violamos mientras Lot se abrazaba a sus hijas. Las alas ya no eran útiles, estaban muertos. Por cierto, sabed: los ángeles tienen plumas, pollas gordas y culos sedientos como los nuestros. Y les gusta.“

El lupanar: la idea fue de él. Un lugar donde ponerse cachondo y encontrar mas que tu propia mano y mas que vídeos y mas que fantasías estériles arañando las paredes. Un trozo de cielo en el cordón umbilical donde él se hunde, se hundía, se hundirá… pensar que tal vez sea mas yo, al fin. Las penetraciones, radicales, grotescas, oscuras bajo piedras de Roma antigua, anaranjada, alucinógena, aquí en esta ciudad casi santa. Y nosotros aprisionándonos el uno al otro, gimiendo para que se ancle el recuerdo a este vicio masculino y sucio, con vómitos antiguos, vicio violado, vicio de vidrio cortante y música muy baja para el deseo reprimido, pero no más. Solo el foco apuntando una pared con guitarra, humo, miradas de libros rogando semen.

El lugar era, por lo menos me lo parecía, acogedor. Solíamos hablar mientras algunos observaban esa frialdad de la costumbre que ya conoce al detalle el efecto de cada tipo de roce en lugares remotos de nuestras geografías. Todo empezaba de forma simple, como suele ocurrir cuando uno se derrite porque hace mucho que no siente como estremecen su cuerpo desde dentro. Todo empezaba con unas caricias casi vulgares, un ronroneo por su parte que recordaba a la ternura, los párpados caídos y el éxtasis de la bragueta (momentáneo) por la mía. Solía haber entre cinco y siete chicos, muy pocos volvían, simplemente porque no daban la talla por muy grande que la tuviesen, aburrían, el morbo real es cosa de un día. La carne vieja reclama carne nueva a diario. Alucinaciones.

Para mi sorpresa esos eventos mandados al azar, a personas desconocidas, de orientaciones (aunque prefiero decir elecciones) sexuales diversas, aunque siempre hombres, habían causado buen efecto. El hecho de utilizar ocasionalmente la oscuridad como argumento de confidencialidad o algún tipo de máscaras no del todo molestas, hizo que se animaran.
Sí, se animaron a entrar y a amontonar sus ropas en una silla del zaguán bajo la mirada de un arlequín veneciano y una piedra de sal con luz propia. Entraban desnudos, caminando por aquel angosto desfiladero de gotelé que vergüenza daba llamar pasillo, pero era genial, justo lo necesario. Algunos ya los esperábamos sentados jugando con el cuerpo de al lado…

Meterle el dedo a E. era un buen principio, una profundidad suave que producía gemidos casi animales. Yo siempre al borde, controlándome, por no pegarle seis bofetadas con todas mis fuerzas a esa niñito bonito, a ese chico bien. Imagino sus gemidos tras semejante descarga. Simplemente se correría y pasaría la noche a mis pies, lamiéndolos, en actitud apocalíptica y perdida la noción del tiempo, agradecido, hasta que nos lo folláramos uno a uno… tan bueno él, tan abierto siempre.




Las noches solían pasar lentamente, él fumaba despacio. Introducir entonces los dedos entre sus rizos era sentirse aire entre las volutas del humo que huía de su boca. En realidad era un cerdo, pero atractivo, con un cuerpo bonito, una espalda por la que resbalabas con la mirada: como sus textos.
Nunca hablamos de ello, solo follábamos. Perdido ya en la noche, después de cierto alivio que siempre volvía a primera hora de la mañana, susurrandome al oído, mientras me despertaba, esos versos tan puta de Gil de Biedma: " porque el amor no deja de ser dulce hecho al amancer[… ]porque se el día que me espera y no por el placer". La vida, es obvio, seguía de igual color, dando por culo y sin gusto. Todo monotonía fuera de las "lupanares" (por respeto a las putas del Ara Maxima romana. Dichosas.)

Él empujaba en silencio y con una fuerza tierna que cegaba, que colgaba como el sexo solar penetrado por una aguja. La metía bruscamente sin respeto alguno por los pliegues y fisuras rojas del deseo que se resentían en el extasiado culo a causa de un dolor fugaz y placentero, que él en cambio aliviaba con sacar la polla por un instante, metiéndola a los pocos segundos con aún mayor fuerza que al principio.
Follárselo (que es sinónimo de que me follara) era un abandonarse lento, transfigurarse en otras formas imposibles mientras el apretándote la nuca te hundía en el frío contacto de la baldosa.

Me abrazaba por la espalda.

Mañana no me conocería.

Epistola a los gomorritas


Hola. Sí. Gracias. Yo tampoco lo entiendo. No...no... supongo que él es así. Me acostumbro. Lo intento.
« Acaso alguien lo entiende? Me entiende? A qué diablos vienen todos eso yoses, todos esos ficticios, todos esos atrevimientos y esa basura de quiero y puedo y ya he decidido y ya veras.... y ya y ya! y al final una mierda! Quién diablos soy yo para acosar a nadie, para querer a alguien, para buscar a semejante... de tal forma y con tales ganas. Pero qué cojones es esto? nos volvemos locos y subimos a besarle los huevos llenos de mierda`paloma a San Sebastián en lo alto de la fachada? Enga joder!
«Yo bebo, tu bebes, nosotros bebemos y etcétera y etcétera y etcétera... Dejate! Dejate que no se enterará ni la fulana esa que te follas los domingos al amanecer. Que solo perseguimos placer, que es como un consumismo sexual, solo eso, solo eres un cuerpo, sin importancia, imperfecto, algo plano, algo... algo... algo que he querido, algo que quiero, que quiero algo... que quiero... quiero!!!
«Podría haber sido divertido. Lo decía el otro. Lo decía su cuerpo, algo deforme y siniestro y puritano e intocable que en cambió manoseé hasta la próstata y sus profundas cavernas rugosas. Él quiso, yo quería... como no haber amado... en fin dejemonos de nerudismos baratos y desvaríos semejantes. En definitiva que podría haber sido (a modo de Masnfiel Park:) "pero... no fue." Ahora viene una carcajada triste por mi parte. Tú no se que coño habrás entendido en estas últimas frases, incluso en esta misma, pero no tiene la más mínima importancia.
« La casa apesta. Mañana viene gente. No follaré evidentemente, ellos si, está claro. Luego me tocará limpiar. Cuando te pierdes te odio por morir (esto es una frase de una película). Pero te odio, porque te mueres en mi y me siento morir y te siento muerto... y ya sabes, yo soy como las mantis religiosas, después del sexo lo que quieras... incluso la muerte, pero antes no joder, antes no! Mañana viene gente. Y vendrán las borracheras sin la idea simple siquiera de poder compartirlas contigo. Y vendrán los amigos que se queden en esta ciudad santa, entre santos, esta semana santa... santiiiiisima! Y nosotros borrachos. Borrachos caminando por allí cerca de las Ursulas y diciendonos a nosotros mismos eso de: " temprano desplegó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano (estoy) - digo - estás rodando por el suelo." que son los versos mejores para recibir una madrugada resacoso, tirado por ahí sobre piedras regadas por asquerosos aspersores a los pies del Unamuno deforme junto al Kamelot.
« Qué bochorno! qué calor! que calor asqueroso de mujer que te compadece! qué brazos flácidos tan desacostumbrados! que malditas conversaciones irrecordable y tristes y llenas de mocos y de clinex con olor a miel cuando se tiene hambre... y qué maldita noche! y qué coño estabas tu hecho y qué narices estabas pensando para decirme semejante cosa y en semejante tono!!!! pero tu no sabes que cuando estoy borracho solo puedo insultar yo, que a mi nunca, porque me pongo muy sensible y me pongo a llorar y encima me gusta? No te lo he dicho varias veces? en cartas, en twits, en sms de tuenti, facebook y móvil?
Es que yo te quería, te quería para mi solo y solo un momento y te quería pasivo y superlativo y reflexivo y nominal y sustantivado, adjetivado, afeminado y desvaronizado! yo te quería, ella a mi no, ella es tú, o sea esa parte de ti que es ella, o sea la femenina que yo quería pero ella no me aceptaba por ser tan afeminado, porque dijo que quería hombres! machos! machorotototes! chivos! pero que mas macho que tú mismo, o sea ella? es que ella, o sea tu, o sea tu ella, flipa! plipas! plisáis! Los dos, los dos en uno, como una oferta del Eroski.
« Así que llorando, y llorando no se sabe por qué ni para qué ni con qué motivos.... pero qué malditos motivos voy a poder tener señores? qué motivos??? si tengo todo lo que quiero aunque no me quiera nadie, ni falta que hace, ni falta... Después de eso, o sea ese, no, mas bien esa, pero siempre hombre que quede claro, esa chico de Madrid, esa pavo de la isla, esa engreído de las discotecas a penas iluminadas, esa orgulloso contra la que no hay prejuicio que valga (porque siempre te quedas corto) yo que iba a saber que me sentaría tan mal... yo qué iba a saber. Pero a ti te imaginé distinto, pero el problema es que te imaginé. Nunca te conocí... no perdona, no te pude conocer, no te dejaste conocer, porque como eres tanta ficción y tanta nosequémierda y tanto misterio y tanto misterio cinturaparabajo plano trasero... qué te iba a conocer yo!. Ademas que yo quiero a alguien que encaje en mis personajes, no quiero hacer papeles ni adaptar la obra de mi vida a personajes ya hechos, que se adapten ellos que para eso soy yo el Divo, el Muso, el Sexy, el Fantastico, el Writer, el Fabuloso, el Elegante (bohemio no, que es muy ordinario) en fin, el chico Divinity.
« que siiiiii, que si leches! q me acostumbro. siiii a la soledad, a la monotonía, a las campanas, a la oscuridad de ese nicho (primero be, por cierto) de la rua mayor 55. La verdad es que debería poner anuncios en el periódico, algo así como ninfomano desesperado busca algo para entretenerse, algo superios a 30 centímetros claro... pero da igual. Los condones, el lubricante, los gemidos, el cigarro a posteriori y el "vete a la mierda ya" que me tienes jarto (con jota y bien con jota) corren por mi cuenta. Que si después el propietario de dicho entretenimiento, siempre superior a treinta cm, es feo o es de familia mormona, o su abuela había sido una santera que murió agredido por un pollo poseído, o si su madre es homófoba, o si tiene problemas de insomnio y bipolaridad, o que no tiene nada que comer (que se preocupe que yo le doy) o que no se encuentra porque no ha encontrado nadie en quien encontrarse... todas esas nimiedades, esos relieves bibliográficos tan absurdos que todos poseemos, no me importan lo más mínimo. A mi solo me interesa el entretenimiento y los 30 cm en si. Punto.
« Tengo un hermano gemelo, bueno en realidad mellizo, y ya la gente que es más culta hoy día sabe la diferencia, pero de niño, que cuando yo era niño la gente era
como más inculta, me daba tanta vergüenza escuchar a mi madre explicarle a las a migas de mi abuela que los gemelos estaban en una placenta y los mellizos en distintas... pero una vergüenza! que va! y cuando me enteré que esas placentas estaban en el útero de mi madre y que para entrar al útero había que pasar por la vagina y que por su vagina había pasado previamente el miembro ( para aquel entonces aun con la capacidad de endurecerse y escupir) de mi padre y que luego nosotros dos fuera ya de la comodidad de las placentas habíamos hecho ese viaje de vuelta... bueno cuando yo me enteré de toda esta historia que llamaban parto, los mas románticos dar a luz, cuando yo me enteré de toda esta guarrada... y que además había pasado por el mismo sitio por donde mi padre había restregado su... ya me entiende usted, y que además yo fui el primero en salir y que ademas lo primero que salió de mi fue la cabeza... yo casi me muero! QUÉ ASCO!!! o sea, que asco! y que ganas de potar colega!
En fin que os decía que tengo un hermano gemelo, bueno en realidad mellizo, ya sabéis que prefiero decir gemelo porque le gente no se entera, bueno mas bien antes, ahora ya si... Que digo yo muchas veces cuando me quedo así solo mirando la tele sin volumen, y las campanas dale que te dale en la plaza... ser yo hermano de alguien tiene que ser vergonzoso, en otras palabras, que mi hermano tiene que estar súper avergonzado de mi... q vergüenza joder! me da vergüenza hasta a mi mismo de mi mismo, ya ves... que vergüenza...
Pero vergüenza de qué leches? de ser un chico Divinity!? que vaaaa! esos que la gente no se entera, que en este país no hay paladar, que no ven ni con microscopio a los grandes genios, artistas, iluminados, etc... etc... de su época, aunque sean maricones. Y aunque discutan y lloren por un ser como tú entre estas calles naranjas de Roma alucinógena que se tiñe de alcohol y otros deseos al caer la noche.