Las lentes caen al mojado suelo.
Él, sigue mirándose por primera vez.
Ha pasado solo un minuto
a ver si estaba un amigo;
pero...-Adios,
el nombre ya no está en el espejo
donde a/ante/bajo/con su aliento hablaba...
No le apetece,
y yo, ya entiendo
el cristal de manos
sobre la rota lente.
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