lunes, 22 de noviembre de 2010
lunes, 13 de septiembre de 2010
PETROMÁN de Antonio Martín
El autor de estos magníficos cuentos nos ofrece la oportunidad de ir a los parques y subirnos a los toboganes, a los columpios; ser confundidos entre los niños que también viven las horas en los carruseles y en los laberintos. Inevitablemente, escribir puede ser un acierto, un inesperado acierto en el que anhelamos introducirnos y alinear estrellas; dibujar entre las palabras soles con sonrisas gatunas, escribir el mar, recuperar el necesario aire para soñar.
Las horas del sábado son piedras. Las piedras hablan en un idioma que el escritor no entiende. Al salir del mercado tropieza con una. El golpe lo desequilibra. Siente que alguien lo coge de la mano. Se trata de una mujer. Después aparece un hombre, que le pone la mano en el hombro. El escritor no sabe si le ayudan, si lo quieren abatir. Otra mujer, otro hombre. Está rodeado de personas. El escritor mira el suelo. En el suelo ahora hay dos piedras. Dos, tres piedras. Unas piedras que son madres y, acaso, suyas.
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jueves, 29 de julio de 2010
martes, 27 de julio de 2010
A veces...sólo...
Hay memoria flotante, inversa,
de tus salados pies, nocturnos como un testimonio.
Hay palabras simples decorando el cuarto
frente a tu tejado improvisado con musgos del mañana.
Estás haciendome esperar de nuevo otro silencio:
exodos de letras sobre mi roto pecho.
Inumanidad solitaria de mis cuerpos. Algún día
sentiré tus dedos en mi boca?
Habrá un sueño de grises vuelos sobre las palomas muertas?
Palomas de habitación cerrada y retratos
rotos en el suelo.Asfalto de tu nombre...
Me ahogaré en el musgo del río
naranjas amapolas, y una voz que haga sentir
como que estás al lado...
viernes, 23 de julio de 2010
"ELLOS"
Dijo que le recordaba a una mujer. Me pareció irónico. No sé si alguien más lo ha pensado, pero desde luego él fue el primero que me lo dijo.
Era una mezcla de todos. Una parte de alguien que no me venía a la cabeza, que no conseguía recordar. La atracción que ejercía sobre mí no era lo habitual, era un sentimiento diferente que desconozco. La verdad es que tenía una sonrisa bonita. Me daba risa... compartía mi complejo. Maia no se lo habría creido. Ella era un cisne, pantanoso, pero un cisne...
Le recordaba a EL, EL ya hacía tiempo que desaparecía sin dejar rastro alguno. Estaba ahí pero a la vez no estaba, nunca estuvo. Hay otro. Esa fue la frase. Cabrón dije al principio. Pero me parece tierno. Todo esto está tomando la forma triangular de mi cuarto.Un lago de bailarines desnudos sobre los cristales de la noche. Un descubrimiento impuro de una biografía. La paz infantil que llegaba después de una guerra, al comienzo de otra nueva, intemporal, cansina.
EL tal vez nos ha unido un poco, inconciente y distante, pero fue EL. Las historias unen. Destrozan. Se pasean descxalsas por las sombras de uno con huellas ajenas. Pero al fin y al cabo son historias... no? Eran más de las doce, regresaba antes de lo previsto. La pesadilla ya dormía en su realidad. La casa susurraba el silencio entre coches y grillos. Me acosté desnudo sobre aquellas sabanas arrugadas y blandas. Pensé en todos los "ELES" que habían pasado por mi vida. Los bailarines. El callado: Balanos. La tul me durmió en un aleteo repentino. Estaba libre. Volvía más ajeno que nunca a esa casa de nuevo, de nuevos, de imbéciles... pero estaba tranquilo. Eras tú.
Pero, quién me iba a decir que las 5:13 de hoy darían el paso definitivo. Grité al apagado teléfono. El fantasma volvió a sus sombras. Dormí. EL sueño había terminado. Tnorethram...
Era una mezcla de todos. Una parte de alguien que no me venía a la cabeza, que no conseguía recordar. La atracción que ejercía sobre mí no era lo habitual, era un sentimiento diferente que desconozco. La verdad es que tenía una sonrisa bonita. Me daba risa... compartía mi complejo. Maia no se lo habría creido. Ella era un cisne, pantanoso, pero un cisne...
Le recordaba a EL, EL ya hacía tiempo que desaparecía sin dejar rastro alguno. Estaba ahí pero a la vez no estaba, nunca estuvo. Hay otro. Esa fue la frase. Cabrón dije al principio. Pero me parece tierno. Todo esto está tomando la forma triangular de mi cuarto.Un lago de bailarines desnudos sobre los cristales de la noche. Un descubrimiento impuro de una biografía. La paz infantil que llegaba después de una guerra, al comienzo de otra nueva, intemporal, cansina.
EL tal vez nos ha unido un poco, inconciente y distante, pero fue EL. Las historias unen. Destrozan. Se pasean descxalsas por las sombras de uno con huellas ajenas. Pero al fin y al cabo son historias... no? Eran más de las doce, regresaba antes de lo previsto. La pesadilla ya dormía en su realidad. La casa susurraba el silencio entre coches y grillos. Me acosté desnudo sobre aquellas sabanas arrugadas y blandas. Pensé en todos los "ELES" que habían pasado por mi vida. Los bailarines. El callado: Balanos. La tul me durmió en un aleteo repentino. Estaba libre. Volvía más ajeno que nunca a esa casa de nuevo, de nuevos, de imbéciles... pero estaba tranquilo. Eras tú.
Pero, quién me iba a decir que las 5:13 de hoy darían el paso definitivo. Grité al apagado teléfono. El fantasma volvió a sus sombras. Dormí. EL sueño había terminado. Tnorethram...
sábado, 29 de mayo de 2010
Lava, jotas, rocas y dobles eles
Un relato al que debo 2 minutos de vergüenza....
Por fin ha muerto.
Pobre papá.
Hoy es jueves, lástima, los jueves está prohibido salir a la calle, mirarse al espejo, comer yogur de fresa y pan tostado, y ponerse el corsé de Miss Susan. Papá ha muerto,
se ha ido a un lugar mejor, seguro, a un lugar donde no le moleste esta niña rara, esta lunática con cuarenta años de historial, esta sombra que conococen en Boswell Street como Polly.
Nunca he sido feliz. Me he leido la definición de esa palabra, incluso me la he aprendido: "Estado de animo que se complace en la poseción de un bien. Satisfacción, gusto, etc..
" pero nunca he sido capaz de poner en práctica dichas palabras. Poseer... nunca he tenido nada. No, mentira, lo he tenido todo, pero no de la forma que me hubiese gustado. Tener
es una palabra comleja. Llegar a tener es todo un abismo.
Auqnue a decir verdad he tenido dos grandes sueños. Si me oyese papá seguramente que se pondría rojo como un tomate y me gritaría que tuviese más clase y que me comportase como lo que era,
¡qué imbecil que era papá! pensaba que con cuerenta años todo quedaba reducido a la nada. Bueno, lo que decía, que siempre he tenido dos grandes sueños. El primero empapelar la cocina y el salón
con las cubiertas de Cumbres Borrascosas y, el segundo, comprar aquellas serpientes y ponerlas en lugar de la televisión.
Me he decidido. Además hoy, sabado, es un buen día. Se pueden lavar los platos con agua caliente, puedo ponerme el perfume de mamá y vestir la falda que compré el otro día en el anticuario.
También el sabado es un buen día para olvidar. Qué son cuarenta años. Si, es un día estupendo para olvidarme de él, "mi padre".
Camino por la oscura calle donde está la librería de Ghorik. Es un callejón oscuro y misterioso, no recuerdo su nombre, pero siempre ha estado presente en mis interminables paseos.
Ghorik es un encanto, creo que es el único que me entiende. Ya sabe lo que vengo a buscar. Aunque el jueves no pude salir, llamé a la librería a eso de las once menos cuarto de la noche,
y lo pronuncié, por fin esas palabras ahogadas en incontables años de silencio afloraron como un grito que rompe un mudo: - Mil ejemplares de Cumbras Borrascosas, porfavor...
Miércoles catorce. Día de lavar la ropa, ver la Dolche Vita por millonesima vez, escuchar el Ilucionista de Dani Elfman y sacar a pasear a Puf. Comienzo empapelando el rinconcito de los sillones
y la chimenes. Todo el recividor está lleno de cajas de libros, abro una y doy comienzo inconscientemente a dos semanas que tardaría mucho tiempo en olvidar. Al día sigueinte, jueves de nuevo,
despierto con un poco menos de deseos reprimidos y bajo a toda prisa a ver el salón. Me siento en el sofá y las cientas de rosas marchitas sobre el fondo negro de las cubiertas,
por una vez me hacen feliz, sobre el empolvado nombre de Emily Brontë. Luego, enciendo la televisión que ya había puesto en otro sitio, y oigo algo que me perturba y me emosiona,
por fin veia mi prisión llegada a a su fin. Eyjafjakullajokull, aquella complicada bestia de silabas, piedra, jotas, lava, hielo, kas y dobles eles había roto su sueño.
Había arrojado enormes cantidades de cenizas y lava causando el terror... una vez más, como en 1783 su camarada el Laki. No sé si esta erupsión durará tanto como la de Laki.
Los medios no informan sobre cuánto tiempo segirá en este estado, por otra parte los problemas de las compañías aereas y sus millones evaporados por culpa de un inoportuno volcán
islandes no me importan lo más mínimo.
Los jueves, domingos y lunes nunca salgo a la calle, ni abro las ventanas, ni me miro en el espejo, ni lavo los platos con agua caliente, ni me perfumo... Pero no puedo evitar pensar que
hoy es un día diferente. Hoy la historia flota en el cielo, hoy no hemos podido, pese a toda nuestaros poderes de siglo XXI, oponernos a la furia de la naturaleza, y cunde el pánico.
Decido abrir la ventana, las ventanas, y seguir empapelando la casa hasta que lleguen las serpientes a eso de las cuatro y cuarto. Decido cambiar a Dani Elfman por Katie Perry.
Ponerme el vestido antiguo de mi abuela y los zapatos franceses del anticuario. Y cuando lleguen las serpientes ponerlas en su sitio y salir a la calle desierta, con su cielo de manta vieja,
con su aire a calma y normalidad recuperada. Ese cielo que tal vez pregona una segunda Revolución, aunque en este caso ajena a Francia, o tal vez solo da rienda suela a su incontenible
espíritu de niño jugetón y las consecuencias que esto acarrea.
Por fin ha muerto.
Pobre papá.
Hoy es jueves, lástima, los jueves está prohibido salir a la calle, mirarse al espejo, comer yogur de fresa y pan tostado, y ponerse el corsé de Miss Susan. Papá ha muerto,
se ha ido a un lugar mejor, seguro, a un lugar donde no le moleste esta niña rara, esta lunática con cuarenta años de historial, esta sombra que conococen en Boswell Street como Polly.
Nunca he sido feliz. Me he leido la definición de esa palabra, incluso me la he aprendido: "Estado de animo que se complace en la poseción de un bien. Satisfacción, gusto, etc..
" pero nunca he sido capaz de poner en práctica dichas palabras. Poseer... nunca he tenido nada. No, mentira, lo he tenido todo, pero no de la forma que me hubiese gustado. Tener
es una palabra comleja. Llegar a tener es todo un abismo.
Auqnue a decir verdad he tenido dos grandes sueños. Si me oyese papá seguramente que se pondría rojo como un tomate y me gritaría que tuviese más clase y que me comportase como lo que era,
¡qué imbecil que era papá! pensaba que con cuerenta años todo quedaba reducido a la nada. Bueno, lo que decía, que siempre he tenido dos grandes sueños. El primero empapelar la cocina y el salón
con las cubiertas de Cumbres Borrascosas y, el segundo, comprar aquellas serpientes y ponerlas en lugar de la televisión.
Me he decidido. Además hoy, sabado, es un buen día. Se pueden lavar los platos con agua caliente, puedo ponerme el perfume de mamá y vestir la falda que compré el otro día en el anticuario.
También el sabado es un buen día para olvidar. Qué son cuarenta años. Si, es un día estupendo para olvidarme de él, "mi padre".
Camino por la oscura calle donde está la librería de Ghorik. Es un callejón oscuro y misterioso, no recuerdo su nombre, pero siempre ha estado presente en mis interminables paseos.
Ghorik es un encanto, creo que es el único que me entiende. Ya sabe lo que vengo a buscar. Aunque el jueves no pude salir, llamé a la librería a eso de las once menos cuarto de la noche,
y lo pronuncié, por fin esas palabras ahogadas en incontables años de silencio afloraron como un grito que rompe un mudo: - Mil ejemplares de Cumbras Borrascosas, porfavor...
Miércoles catorce. Día de lavar la ropa, ver la Dolche Vita por millonesima vez, escuchar el Ilucionista de Dani Elfman y sacar a pasear a Puf. Comienzo empapelando el rinconcito de los sillones
y la chimenes. Todo el recividor está lleno de cajas de libros, abro una y doy comienzo inconscientemente a dos semanas que tardaría mucho tiempo en olvidar. Al día sigueinte, jueves de nuevo,
despierto con un poco menos de deseos reprimidos y bajo a toda prisa a ver el salón. Me siento en el sofá y las cientas de rosas marchitas sobre el fondo negro de las cubiertas,
por una vez me hacen feliz, sobre el empolvado nombre de Emily Brontë. Luego, enciendo la televisión que ya había puesto en otro sitio, y oigo algo que me perturba y me emosiona,
por fin veia mi prisión llegada a a su fin. Eyjafjakullajokull, aquella complicada bestia de silabas, piedra, jotas, lava, hielo, kas y dobles eles había roto su sueño.
Había arrojado enormes cantidades de cenizas y lava causando el terror... una vez más, como en 1783 su camarada el Laki. No sé si esta erupsión durará tanto como la de Laki.
Los medios no informan sobre cuánto tiempo segirá en este estado, por otra parte los problemas de las compañías aereas y sus millones evaporados por culpa de un inoportuno volcán
islandes no me importan lo más mínimo.
Los jueves, domingos y lunes nunca salgo a la calle, ni abro las ventanas, ni me miro en el espejo, ni lavo los platos con agua caliente, ni me perfumo... Pero no puedo evitar pensar que
hoy es un día diferente. Hoy la historia flota en el cielo, hoy no hemos podido, pese a toda nuestaros poderes de siglo XXI, oponernos a la furia de la naturaleza, y cunde el pánico.
Decido abrir la ventana, las ventanas, y seguir empapelando la casa hasta que lleguen las serpientes a eso de las cuatro y cuarto. Decido cambiar a Dani Elfman por Katie Perry.
Ponerme el vestido antiguo de mi abuela y los zapatos franceses del anticuario. Y cuando lleguen las serpientes ponerlas en su sitio y salir a la calle desierta, con su cielo de manta vieja,
con su aire a calma y normalidad recuperada. Ese cielo que tal vez pregona una segunda Revolución, aunque en este caso ajena a Francia, o tal vez solo da rienda suela a su incontenible
espíritu de niño jugetón y las consecuencias que esto acarrea.
domingo, 23 de mayo de 2010
Aevum
Allí, al fondo, está la ciudad quieta.
Roncos y extraños los tranvías
surcan las calles mientras amanece.
Quién diría que tú estuviste aquí a mi lado,
y que las fuentes ya callaron hace mucho
el pregón de nuestro amor, fugaz
que fue como un milagro en los rincones de estas calles;
que fue y que aún sigue siendo, aunqeu no tan milagroso,
el beso que arrancó palabras entre suspiros,
murmullos en amaneceres como estos
y monosílabos tan inmensos que la plenitud
de nuestro amor creímos eterna.
Orobroy
Despues de haber oido, despues de recorrer los mil años mi cuerpo, despues de sentir palma con palma los matices del pasado, despues... recordé.
Había pasado más de un siglo. Recuerdé haber oido esa música por el 2005 mientras él se movía entre sueño y lucha. Mientras yo luchaba con el sueño por mis quimeras. Mientras la música iba afilando su imperceptible aguja para atarme a ella y recordarme su presencia cien años más tarde.
Había pasado más de un siglo. Recuerdé haber oido esa música por el 2005 mientras él se movía entre sueño y lucha. Mientras yo luchaba con el sueño por mis quimeras. Mientras la música iba afilando su imperceptible aguja para atarme a ella y recordarme su presencia cien años más tarde.
viernes, 21 de mayo de 2010
1,2 y3...
Volver a empezar, volver a contar una, dos y tres... para recuperar fuerzas y calma y volver a arrojarse de nuevo en el ruido de la vida, en la rutina, en uno mismo.
Aveces soñar es complicado. Si echamos un vistazo atrás, uf, seguro que hasta nos sorprende la cantidad de sueños rotos que vamos dejando a nuestro paso, como si de objetos animados y muertos se tratase.
A esta canción le debo agradecer varias cosas, primero, y tal vez sea duro decirlo así, pero el mundo pasa "solo, contigo o sin ti" El tiempo corre y, sin animos de volver a explotar los viejos tópicos, no puedo dejar de pensar en el carpe diem Por otra parte, aunque me ha concienciado, tambien, y hasta en mayor medida, me ha animado "mi gloria es que algun dia me digas q si... me digas que si..." Espero que podais escuchar esta canción y os envuelva la misma magia que a mi.
Aveces soñar es complicado. Si echamos un vistazo atrás, uf, seguro que hasta nos sorprende la cantidad de sueños rotos que vamos dejando a nuestro paso, como si de objetos animados y muertos se tratase.
A esta canción le debo agradecer varias cosas, primero, y tal vez sea duro decirlo así, pero el mundo pasa "solo, contigo o sin ti" El tiempo corre y, sin animos de volver a explotar los viejos tópicos, no puedo dejar de pensar en el carpe diem Por otra parte, aunque me ha concienciado, tambien, y hasta en mayor medida, me ha animado "mi gloria es que algun dia me digas q si... me digas que si..." Espero que podais escuchar esta canción y os envuelva la misma magia que a mi.
martes, 18 de mayo de 2010
Cuarto menguante
Se abrirá la puerta. Los párpados dormidos, inanimados de la noche sucumbirán a la voz manceba del toc-toc de tus tacones.
Correré las cortinas para que no entren ruidos. La noche instalada en la noche derramará su arpegio de vida sobre mi regazo.
Intentaré contarte, a modo de disculpa, lo que sentí en todo este tiempo. Repasaré las pinceladas pobres de la borrosa acuarela,
de cada puntada que me clavó al aciento de tus noches. Y acabaré diciendo, bajito para que los fantasmas de la casa no despierten,
un gracias, cincero, por rescatarme. Por nosotros.
Veré los guiños de las copas y sabré sus tímidas propuestas. Tu dirás que no quieres nada, responderé, como siempre respondo, con el tedioso
silencio de llevar la contraria. No brindaré, lo tuyo no me importa... Palparé el presente del perfecto futuro, entonces desentrañadas
las interminables horas de imperio caído y blanca, entenderé ese oximoron lingüístico sin garantía ni lote.
Las luces palparán dos rostros. El tacto transparente de la invisibilidad, sorprendido, dará un giro imprevisto a la obra. Renacerá el cuadro
y el papel, descompuesto, en el bolsillo interior de la gabardina. Se sucederán los puntos suicidados, suspendidos. Y la historia, el silencio
absoluto, del charlatán de boina gris y verso de pie quebrado, invocará en su milagro una letra nueva, una variasión impropia de presentes perfectos.
lunes, 17 de mayo de 2010
Caminos II
Siento de nuevo la calma. Los susurros maliciosos de la pasifica soledad de quien está, por fin, solo consigo mismo. Me pongo romantico, me pongo una copa de vino
tinto y la miro... y pienso que estoy haciendo aquí, por qué.
La publicidad muda se sucede perseguiendose veloz y atemorizada. Los labios de aquel presentador, que mas que de corazones es de picas, no paran de emitir mudez, la culpa es del mando.
Doy un sorbo al vino, asqueroso, espero sentado la llamada, me aburro... Quiero salir a la calle y ver gente, liberar, como dice él, todo eso que te hizo cobarde. Todo eso que nos ha matao.
LA noche ha sido larga, Sicke se fue a eso de las cuatro y media. Los vecinos estaban en la terraza susurando secretos de los padres que aun no han querido dejar de ser
novios. Ya no había luna, la taranta de la madrugada removía sueño y lucha en una cama enfriada por el abandono reciente. No pude dormir más. El sueño se había ido, había dejado su rastro
de migajas desvergonzadas sobre la alfombra del comedor. El sueño tan solo era eso, era Sicke, escoces y mudo como este día. Me pongo un wiski.
Saber volver, es encontrarse. Saber decir, olvidar, despedir aquello que tan feliz te ha hecho en la noche... Historiales dormidos de una carta cualquiera. Y pensar que aquella condenada,
por una vez en su pordiosera vida de bruja mentirosa, creo que ni bruja siquiera, había acertado en decir: geminis y libra, la perfección. No fue intencionado, ni siquiera fue posible,
pero ocurrió, ocurrió cuando el vicio del arte llamó por primera vez en esa condenada isla, perdida en dios sabe donde. Tal ver para Platón sería afortunado, quizas el sentimiento de saberse
ultima sombra de ese plano mundo, para él sería el extasis espiritual, pero para mi, por desgracia no fue así. Acudí a ese oscurecido paraiso deonde la lluvia de conga y agua de grifo parecía
real. Donde el repique de cuerdas y tacones hacia de él un lugar único, frente a la barrera indestructible de espectador y artista, frente al llanto de levantarse cada vez con más ansia de volver.
Siempre.
Sucumbí al delito de escribir aquello que no fui capaz de hacer realidad. Renegué del presente para sumirme en aquel extraño velo de telaraña que mucho han llamado sueño, yo no le veo ni el sueño
ni el encanto a una mentira dibujada por ti, para ti y en tu propia mente. Decidí hacer lo que hago ahora mismo, prolongar una frase de treinta y dos hormigas y sus combinaciones sin sentido alguno,
pensando en el escultural dependiente afeminado del imperio Zarista... A fin de cuentas e incontables intentos de dar sentido y lógica a lo que nunca fue y no la tuvo nunca, lo conocí.
Se diría que el lugar era agradable, por una noche abandonaba aquella cloaca maquillada de oasis oriental y volvia a mi. La persecución no fue facil. Aparte de ellos dos, estaba Rosi, Sara, Tati,
Ursula, Vero y Wili. Se sacaron una docena de fotos en la negra boveda de la playa apasible. Había como de costumbre dos o tres parejas moviendo pelvis, corazón y sueño en baivenes incontenibles de
deseo. El viento seseaba como buen canario, el merengue de la ola lamía miles de años de arena. El romance estaba en su punto. Me apeteció separarlos, hacer una crueldad insolita incluso para un
relato. La madre de Matias estaba ingresada. El vuelo a Malaga salio a eso de las diez y cuarto de la mañana sigueinte. La farandula no permitió que Rafa lo acompañase. El tablao siguió su curso
paradisiaco de mentira insinuada. Setenta años despues de la pena de León, Quintero y Quiroga la pena de verdad volvió a sentirse, pero esta vez en el nieto del tercer compositor. Rafael Quiroga.
Me preguntaba si sería patetico unir a dos personajes en un parking, uno atándose los cordones junto a su coche y el otro caminando distraido mientras se asustaba de una presencia ajena y soltaba
entre risitas nerviosas un "hola". Patetico o no, así tuvo lugar el milagro, como pasé a denominarlo años más tarde cuando realidad e imaginación cobrasen sentido bajo el mismo nombre de "como la
vida misma". Mi ficticia reacción, casi identica a la real, fue de desconcierto, nerviosismo, "calmate...calmate...calmate...calmate..." y finalmente un "¿quieres que te lleve a casa?". No se si
estas cosas pasan en los libros, pero en la realidad indudablemente. Cuando iba a salir del parking, al lado izquierdo de la salida vi una silueta conocida apollada en el capot de un mini,
soltando improperrios a un movil apagado. "¿Te puedo ayudar en algo?" pregunté mientras bajaba la ventanilla "Eeee...pues., veras... es que no arranca..." Lo escribí así, y de esa manera ocurrió.
Nunca supe si la madre de Mateo y el mismo Mateo existieron, tal vez sí, pero escondidos tras otros nombres y otras circunstancias. Recuerdo la noche del ático, callada, quieta. Las sombras de las
palmeras pegadas al hotel y la única luz de una debil farola. Los charcos salpicados de ruidos de auntomivil en la dormida calle. Un chirriar constante en la claustrofobica paz de la casa. Una
noche extraña incluso para aquel que la ha escrito, un rumor salado de flamenco, carnes maduras y amagos de llanto incontenible.
No se esperaba la historia. Tanto el cuento como la realidad por mi vivida y experimentada lo dejaron de piedra. Lleno de asombro y fijeza que no me atreví a interrumpir, alargué mis palidos dedos
y rocé su nuca prolongando el hilo del deseo por mejillas, nariz, frente, orejas, cuello, pecho... "Tu pecho me incomoda... me hace perder la razón" le dije repentinamente. "No" susurro. "¿Qué?"
pregunté acercando la cara para verlo en la penumbra. "No volveré, eras tú..." Entonces el capitulo definitivo fue el de la bruja, amiga de su madre (su madre era un idolo para él) y la famosa
frase de "...geminis y libra, la combinación pefecta, dijo" repitió resucitando las palabras de aquella mujer. Desde entonces el diecisiete de junio y el veintitres de septiembre son el dia. Han
pasado a hacer la unión perfecta de dos años interminables y momentaneoas, perfectos...Hasta que llegó Sicke.
Ahora pasada ya casi una década, me lo imagino roto sobre sus cincuenta inviernos. Soñando un porvenir pasado sobre la porcelana rota del pasado. Miro el wiski acabado en mi regazo. Indesición y
sombra sobre la posibilidad de retomar una historia a media página, de proseguir los puntos suspensivos sobre la suspendida copa de los versos. Y recordar... la lluvia del paraiso en el teatro, el
zapateado que machacaba sueños y temores, el roce suave de su pecho y sus manos belludas... Ahora esta década de otro aroma, de la que me he impregnado, y ya es yo, me dice que tal vez tendría que
ir a verlo y llevarle flores.
domingo, 16 de mayo de 2010
Caminos I
Camina delante de mi, delgado, con el pelo negro y ondulado mesido suavemente por la brisa del centro marino. Camina con ella, no me decido, miro su camisa, que en realidad es mía, esa camisa que por cuestión de minutos, ha elegido sentir su cuerpo. Lleva una pulsera de cuero y las gafas puestas. Pienso que no puede ser verdad, y no me equivoco, que esto debe ser un sueño, y de hecho lo es, no puede ser que lo tenga a un paso de mi y que me ignore, y lo más preocupante aún es que lo ignore yo.
Ahora piensa en él, lo se, lo puedo leer en su modo de mirar el horizonte interminable. Piensa en qué hará en la casa, si verá como de costumbre, con los ojos entrecerrados, apunto de sucumbir al sueño, el futbol. Me imagino que pronuncia sus cuatro silabas mágicas buscando el contacto instantaneo, la unión que momentanea recorre distancia, cuerpos, recuerdos... esa unión que él ha logrado encontrar.
En realidad tengo envidia, envidia de todo, en primer lugar de no entender cómo dos personas tan opuestas puedan compartirlo todo, no, mejor dicho cómo él puede compartir su vida con semejante cúmulo de neutralidades y abandono, ese niño enredado en sus propias sombras... Piter Pan de la madurez. En segundo lugar me detesto, paso el día pensando en él, rascatando el aire por oler su aroma o encontrar esa particula de aire que ha salido de sus pulmones, y cuando por fin, ajeno a mi voluntad, me encuentra, me paralizo. El dificil explicar lo que me ocurre, pero las manos se me vuelven frias y sudorosas, la mente se vuelve a temas triviales y que no tienen nada que ver en ese momento, el temblor del labio superior me traiciona, me siento como un completo imbecil... y eso que no he hablado del físico que debo tener; un niñato de diesiciete años, acojonado y nervioso, rindiendo omenaje a su estado inmaculado de masturbador anónimo. Finalmente, pienso que aunque encuentre las fuerzas, la forma, el momento de que se frague el milagro, si es que eso llega a pasar algun día, no veo de qué manera pueden unirse los cabos de dos vidas tan diferentes, cocerse los extremos de un abismo de casi una década.
El sol, el astro que establece el futuro, heliocentrismo, actualidad, locura, el sol... Se imaginan que despues de ser fecundado por el astro rey, de sentir sus garras quemando la instantanea sensación de vida en los huesos de una sombra animada, un día cualquiera me impongan el imperio de cualquier otro astro. El eclipse que destruye una vida, la destrucción lenta y oscura de un eclipse puesto en pausa.
Lo vuelvo a mirar, ahora habla con ella entretenido, seguramente de todo aquello que no fue capaz de pronunciar nunca, sus palabras chocan con la barrera del romper de las olas, no logro oir lo que se dicen. Una lágrima resbala, corre por la mejilla sin afeitar que le ofrece mi rostro, gira bajo la sombra del mediodia, a la muda melodía de los violines de 700 noches y se muda, cambia de ser, de forma, de estado y ya no es lagrima. Es la soledad fraccionada en millones de diminutas gotitas, que aflorarán, que de hecho ya afloran, durante toda la existencia, durante todo este recorrido de mi vida. La mar se levanta.
Recuerdo la luz menguante de los faroles del paseo de correos, yo iba con ella, fue la primera vez que lo vi. "Mira, ese no es el chico del ballet" le pregunte en un susurro que el oyo a la perfección, recuero ese giro de cuello, esa sonrisa de "si, el mismo" esa mirada escrutadora que me dejó por primera vez, una de otras tantas, sin saber qué decir, que carcomió mi estatua de sal, mi forma de desinteres acostumbrada, mi olvido que distrae la calle.
La senda es de madera, no veo el fin de este cuenco de agua salada, de este cuento de cinco y diez de la mañana, de esta revelión atemorizada del cuerpo, nocturna revelión de la platea. Ruidos de zapatos en la madera de la noche. Alma.
Me lleva, ella desaparece, la mar baja y el sol se pone, tiñe de añil y negro los cabellos de la tarde, el viento sopla en la senda que nunca termina, huelo su presncia, me decido, adelanto el pie izquierdo, luego el derecho, mas rapido, mas rapido, mas... y lo alcanzo.
El sol se pone, quedan segundos, de pronto las sombras se alargan a punto de acabar su ciclo. Él, como si de un hecho sobrenatural se tratase, se da cuenta que hay alguien a su lado, me mira, desconcertado, intenta hablar, me empieza a temblar el labio y el sol desaparece definitivamente. Intento decir algo pero las palabras no nacen, cada sueño tiene sus respectivas normas, y sabiendo que todo termina, que todo acabará su etereo juego de ilusiones quebradas, cojo su mano, con la suavidad que siempre imaginé que presentaría su tacto y entrelazo mis dedos parándome en medio de aquella vida de naufragos. Doy comienzo a un despertar más.
lunes, 10 de mayo de 2010
Desde la pared
Llevo media hora en esta pared. No me gusta el amarillo, ni los dos locos que llevan haciendo ruido ya hace más de media hora, ni esa gente extraña que está sentada frente a las hojas en blanco, con la mirada perdida, como buscando algo... Esto me parece una idiotez.
Aunque a decir verdad, al menos puedo descansar un poco. Ya estoy harto de esquivar cholazos, palmadas, revistas enrolladas. La verdad que estos humanos son estúpidos, ¿no se dan cuenta que son demasiado lentos?
Hay uno en concreto que me disgusta, un extranjero, de Europa del este supongo. Su cara sonrojada, su pelo rubio, sus gafas cuadradas, su chaqueta gris y realmente rara. Humanos... ya les guataría ser como nosotros.
Ahora el del pelo largo, el que hacía pausas cuando intentó hablar, está escrutando una de las hojas, ahora manchada, como si quisiera interpretar algo.
Me voy, estoy hasta las narices, esta biblioteca es agradable, pero desde luego no es lugar para alguien como yo; además no se qué estoy haciendo despierto a esto de la una menos diez... es verdad lo que decía mi madre, nunca seré un mosquito normal.
Aunque a decir verdad, al menos puedo descansar un poco. Ya estoy harto de esquivar cholazos, palmadas, revistas enrolladas. La verdad que estos humanos son estúpidos, ¿no se dan cuenta que son demasiado lentos?
Hay uno en concreto que me disgusta, un extranjero, de Europa del este supongo. Su cara sonrojada, su pelo rubio, sus gafas cuadradas, su chaqueta gris y realmente rara. Humanos... ya les guataría ser como nosotros.
Ahora el del pelo largo, el que hacía pausas cuando intentó hablar, está escrutando una de las hojas, ahora manchada, como si quisiera interpretar algo.
Me voy, estoy hasta las narices, esta biblioteca es agradable, pero desde luego no es lugar para alguien como yo; además no se qué estoy haciendo despierto a esto de la una menos diez... es verdad lo que decía mi madre, nunca seré un mosquito normal.
martes, 27 de abril de 2010
miércoles, 14 de abril de 2010
sábado, 10 de abril de 2010
martes, 6 de abril de 2010
Buenas Noches LUNA
Buenas noches Luna dijo Fran al salir del antiguo porche veneciano. La voz de la noche, se escuchaba entre los puentecillos el rumor de guiris y niños recién nacidos chillando en los carritos. Él volvió a saludar con voz queda aquel menudo y negro aparato que tenía pegado a la oreja. Avanzó por el laberinto de calles escuchando un parloteo suave, una queja constante que lo llamaba en la voz dulce de la muchacha. Luna…
Lo estaban esperando en el bar de siempre Pietro Mónica y Richard. Pietro era de Madrid, le gustaban los gatos y fumar en pipa. Mónica era lesbiana virgen, 34 años, rara rara. Richard era un francés de los del molino rojo, nostálgico y juguetón, era Richard, el violinista. Entró con el teléfono aún pegado a la oreja, los ojos en blanco y una medio sonrisa medio mueca dibujada en el rostro; un gesto que a Mónica indicaba disgusto, a Richard alegría y a Pietro indiferencia. Luego te llamo, fue la frase que puso fin a la conversación. Las miradas de los cuatro amigos se cruzaron preguntándose mil cosas, buscando respuestas a preguntas rutinarias y ocultas, esas preguntas que no dejaban de hacerse el uno al otro y en cambio no se atrevían a responder. Cómo está, ha mejorado, preguntó el madrileño sacándose la pipa un breve instante de la boca; espero que la hayan atendido bien, ese hospital es el mejor para casos tan delicados. Sí, sí… creo que está mejor, estaba con su madre, le ha pedido que le dejase llamarme, contra las advertencias del doctor Viagielli… la verdad que eso es lo que tiene el amor de madre… Y tu cómo la has notado, cómo la has oído, qué te ha dicho… preguntó Mónica con su particular tono interrogatorio y su inquietud de siempre. Dice que está bien, que volverá a casa en unas semanas, que está viendo por la tele aquel programa de humor que tanto le gustaba, que está feliz de que esté su madre ahí, de oírme… en general la he oído recuperada, hasta me sentí esperanzado. Pero ya sabes que esas cosas tardan Fran, debes esperar, esto lleva su tiempo, además ha tenido un shock emocional muy fuerte, un intento de suicidio no es algo que se supera en dos días, además… antes que el violinista terminase de hablar con su particular tonito acatarrado; sí, lo sé, sé que el problema ya viene de antes, afirmó Francisco.
Salieron del bar cuando la madre abandonó la estancia de Luna. Las estrellas espiaban por los agujeros de aquel terciopelo nocturno del domingo. Los cuatro amigos se dirigieron al teatro, a ver la Traviata. Ella se levantó no sin dificultad y se dirigió al balcón que después de varios intentos consiguió abrir. El acomodador les señaló los sitios, 12, 13, 14 y 15 de la cuarta fila, en la platea. Luna respiró los aromas dormidos del jardín. Fran se sentó rozando con los dedos el terciopelo violeta del asiento. Luna se miró las manos aún llenas de moratones y rasguños. Fran sonrió a Richard que se acababa de sentar a su lado. La luna iluminó aquel destruido rostro de la otra Luna. La anciana que estaba sentada a la izquierda de Fran observó aquella extraña escena de miradas cómplices y manos en la búsqueda de algo que no fue capaz de imaginar. Ella pensó cual debería ser, esta vez sí que sí, su último pensamiento. Richard disfrazó su triunfo con consuelo, el guante de la venganza estaba puesto. No podía perder más el tiempo, su último pensamiento debía ser él, su primer y último amante, su amor imperecedero, su sueño… Fran sintió como los violines, los celos y la voz cristalina arrancaba un poco más de él… Su mundo todo, aquel que la había vuelto loca, su mejor amigo, el violinista, el mejor amigo de su marido…Richard deslizó sus dedos por el terciopelo que aún retenía las huellas dactilares de su Alfredo Germont… Debía dejarlo, debía abandonarlos a todos, ella era el problema y lo sabía, además Richard le ocultaba algo… Fran no se inmutó, creyó que eran fantasías suyas, ya le había pasado otras veces… Nadie vio caer la luna aquella noche, todo permaneció quieto y rodeado de sombras en el antiguo jardín del hospital, las Violetas de Germont lloraban sangre, la victoria estaba servida… Deslizó sus dedos por el oscuro pantalón de pana y sus suspiros lo traicionaron, Fran ya se había dado cuenta hacía rato que no se lo imaginaba, Richard lo miró a los ojos, serio, titubeante, tembloroso, atemorizado… La luna se ocultó dejando el cadáver hasta la mañana siguiente descansar en paz… Sonaron las primeras notas de Brindisi, la mano siguió sin moverse su curso, deseosa. Mónica y Pier estaban tarareando suavemente la famosa melodía, cuando vieron que sus dos amigos se devoraban entre las sombras de aquel antiguo teatro, brindando por la muerte de la Luna.
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Lo estaban esperando en el bar de siempre Pietro Mónica y Richard. Pietro era de Madrid, le gustaban los gatos y fumar en pipa. Mónica era lesbiana virgen, 34 años, rara rara. Richard era un francés de los del molino rojo, nostálgico y juguetón, era Richard, el violinista. Entró con el teléfono aún pegado a la oreja, los ojos en blanco y una medio sonrisa medio mueca dibujada en el rostro; un gesto que a Mónica indicaba disgusto, a Richard alegría y a Pietro indiferencia. Luego te llamo, fue la frase que puso fin a la conversación. Las miradas de los cuatro amigos se cruzaron preguntándose mil cosas, buscando respuestas a preguntas rutinarias y ocultas, esas preguntas que no dejaban de hacerse el uno al otro y en cambio no se atrevían a responder. Cómo está, ha mejorado, preguntó el madrileño sacándose la pipa un breve instante de la boca; espero que la hayan atendido bien, ese hospital es el mejor para casos tan delicados. Sí, sí… creo que está mejor, estaba con su madre, le ha pedido que le dejase llamarme, contra las advertencias del doctor Viagielli… la verdad que eso es lo que tiene el amor de madre… Y tu cómo la has notado, cómo la has oído, qué te ha dicho… preguntó Mónica con su particular tono interrogatorio y su inquietud de siempre. Dice que está bien, que volverá a casa en unas semanas, que está viendo por la tele aquel programa de humor que tanto le gustaba, que está feliz de que esté su madre ahí, de oírme… en general la he oído recuperada, hasta me sentí esperanzado. Pero ya sabes que esas cosas tardan Fran, debes esperar, esto lleva su tiempo, además ha tenido un shock emocional muy fuerte, un intento de suicidio no es algo que se supera en dos días, además… antes que el violinista terminase de hablar con su particular tonito acatarrado; sí, lo sé, sé que el problema ya viene de antes, afirmó Francisco.
Salieron del bar cuando la madre abandonó la estancia de Luna. Las estrellas espiaban por los agujeros de aquel terciopelo nocturno del domingo. Los cuatro amigos se dirigieron al teatro, a ver la Traviata. Ella se levantó no sin dificultad y se dirigió al balcón que después de varios intentos consiguió abrir. El acomodador les señaló los sitios, 12, 13, 14 y 15 de la cuarta fila, en la platea. Luna respiró los aromas dormidos del jardín. Fran se sentó rozando con los dedos el terciopelo violeta del asiento. Luna se miró las manos aún llenas de moratones y rasguños. Fran sonrió a Richard que se acababa de sentar a su lado. La luna iluminó aquel destruido rostro de la otra Luna. La anciana que estaba sentada a la izquierda de Fran observó aquella extraña escena de miradas cómplices y manos en la búsqueda de algo que no fue capaz de imaginar. Ella pensó cual debería ser, esta vez sí que sí, su último pensamiento. Richard disfrazó su triunfo con consuelo, el guante de la venganza estaba puesto. No podía perder más el tiempo, su último pensamiento debía ser él, su primer y último amante, su amor imperecedero, su sueño… Fran sintió como los violines, los celos y la voz cristalina arrancaba un poco más de él… Su mundo todo, aquel que la había vuelto loca, su mejor amigo, el violinista, el mejor amigo de su marido…Richard deslizó sus dedos por el terciopelo que aún retenía las huellas dactilares de su Alfredo Germont… Debía dejarlo, debía abandonarlos a todos, ella era el problema y lo sabía, además Richard le ocultaba algo… Fran no se inmutó, creyó que eran fantasías suyas, ya le había pasado otras veces… Nadie vio caer la luna aquella noche, todo permaneció quieto y rodeado de sombras en el antiguo jardín del hospital, las Violetas de Germont lloraban sangre, la victoria estaba servida… Deslizó sus dedos por el oscuro pantalón de pana y sus suspiros lo traicionaron, Fran ya se había dado cuenta hacía rato que no se lo imaginaba, Richard lo miró a los ojos, serio, titubeante, tembloroso, atemorizado… La luna se ocultó dejando el cadáver hasta la mañana siguiente descansar en paz… Sonaron las primeras notas de Brindisi, la mano siguió sin moverse su curso, deseosa. Mónica y Pier estaban tarareando suavemente la famosa melodía, cuando vieron que sus dos amigos se devoraban entre las sombras de aquel antiguo teatro, brindando por la muerte de la Luna.
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lunes, 29 de marzo de 2010
Discurso póstumo
Lo han dicho todos. Lo han visto. Han sentido como el tiempo pasar. Vieron romperse la taza. Desgajarse en añicos la porcelana frágil de la vida. La taza que sus manos abrazaron, manos frias que buscaban el calor de lo inanimado. Calor que nunca hayó.
Volvimos borrachos. La poesia despertaba entre las sábanas su nocturno enredo de seducciones. Su eterno juego de embolos, como dijo el poeta, su tormento fantasmal.
La mesa. En la mesa aún estaba aquella rosa maquillada de champán. Una rosa anaranjada, inholora. Mi rosa.
Rodeamos el salón entre focos que hacían despertar una imaginaria aurora, falsa, en el cristal de la mesa. En el cristal de la mesa, sí ahí, cortada por una mano que me avisaba, descansaba la flor. Alerta.
Todos estaban dentro de la casa. Ya era tarde....
Noches. Ya se han confundido todas. Innumerables noches, olor de cigarro, sueños violados, gritos de niños. El deseo de tenerse uno mismo. Él mismosin tenerse.
Se acaba el tema. Decir que después de subidas las escaleras, atravesada la penumbra del abandono de una casa por un adolescente, las palabras se acabaron. Solo se oyeron los sinrazones de las hojas de la palmera al otro lado de la ventana. Las constantes mareas de un pecho joven que seguia la luna de mis ojos. El tema terminado...la vida que expira su ultimo poema...la llamada.
Cuando sonó el teléfono, nunca pude imaginar hasta qué punto se romperían aquellas burbujas de jabón que fuimos inflando durante la noche. Imaginé que podría ser Marta buscando el perdido camino para llegar a la casa, vi a Silvio llamando enfurecido por ponerle los cuernos, supuse que hasta mi jefe podría incordiarme con un encargo más para Tenia d´Ellenn... pero nunca, oiganlo bien NUNCA, imaginé la noticia de su muerte tras la interrupción de un coito a media noche.
Escuché derrumbado sobre su pecho la noticia. Mi mano buscó consuelo en la entrepierna del muchacho, entre los rizos del nuevo día, los rizos de las nubes que pintó el viento...
Bajé las escaleras lentamente, rodeado de frenéticos gemidos y movimientos familiares... las copas vacías en el suelo empapado de ropas... las paredes sudando de músicas gélidas. Abrí la boca para soltar un grito pero en ese preciso instante unos labios mordieron los mios, una lengua busco el secreto de mi grito interrumpido en la profundidad de mi garganta, entonces entendí.
Recordé el rostro de aquella mujer que me había enseñado todo, que me había dato todo menos la vida, esa que imaginó ser mi madre, esa que para mí lo fue. Agarre el cuerpo que me besaba, poco me importaba quien era, no recuerdo si toque unos pechos de mujer o si una barba de dos días me raspó la cara, olvidé lo que palpé entre sus piernas... ahora yo era el heredero de la familia. El privilegiado, una de las personas más importantes del país que se entregaba al abrazo de un desconocido/a... que sucumbia al placer del sexo a ciegas. Yo que quice llorar su muerte...
viernes, 26 de marzo de 2010
miércoles, 17 de marzo de 2010
Yncrucijada
A MGP
Mi boli verde se ha quedado sin tinta. Lo tiro. Imaginar que tanto amor abortado en dos o tres renglones imaginarios lo ha desmentido todo, me estremece. Pensar que su nombre, que sonaba a marinerito y a rutina higuiénica, haya causado tantos baches en mis espinados sentimientos, que haya despertado eso infernales latidos tras este pecho blanco, flacido y vacío; me estremece aún más.
Lo imagino bailando un tango de Gardel, agarrado a la cintura blanda de alguna muchacha de ojos chispeantes. Muchacha que no se imagina, que él piensa en su hombre mientras la sujeta, mientras le desliza un pie entre los suyos, mientras la hace sentir... No sabe, pobre, que a cada compás de guitarra, a cada latido de las congas, a cada acorde nostálgico de un jaz al piano; él recuerda un beso salado de tabaco y madrugada, que su hombre le ofrece de forma nueva, a modo de buenos días.
Amanece, se podría hablar de dos escenas diferentes:
La primera, la de una romántica albada, en este caso de dos Romeos o dos Calistos, que huyen a la esclavitud del día a día que atormenta. Ristringiendo el milagro, para algunos antinatural, de amor entre iguales.
La segunda escena, podría ser la de un cuerpo desnudo que alarga su mano para aporrear a tientas el despertador del móvil. Luego, cogerlo quedándose dormido con él aferrado en la mano. Él y el móvil, a solas en la esquina. Luchando contra sueño, abandono, soledad y orgullo, que solo se refleja en la desnudez inevitable de las primeras horas del inciero día.
Si se nos antoja y damos rienda suelta a la imaginación... claro está, si disponemos de tiempo y ganas. Podríamos leer, escribir o escuhar, depende de quien seamos, que estos dos personajes aparentemente contradictoriso y opuestos, salen a la cinta transportadora de la acera. Tal vez dirigiéndose al trabajo, la universidad o el instituto... como más guste, orgullosos y precavidos. Vestidos impecablemente de la ordinariés que alguien ha llamado Zara o Springfiel, por ejemplo, o cualquier otro nombre patético que da lugar a todo este mundo de la belleza interior.
Así pues, cada uno se dirige, con cascos, bandolera, mal humor, café en el estómago y prisa a aquel lugar que a diario reclama su presencia y ellos odian. Aquel lugar en el que se ven a diario. Se escrutan las ropas sabiendo dónde fueron compradas e incluso a qué precio. Intuyendo el humor de cada uno de sus compañeros e ignorando el suyo propio. Sospechando de la sospechosa mirada que acaban de lanzarse. Bajando la vista el uno y frunciendo el entrecejo el otro, dibujan un rápido esquema de la situación del día y proceden cordial y mutuamente a ignorarse. Buscando cada uno su amor platónico, ya sea en la imaginación o en la vicía cama... amor que no es presente.
La verdad es que la ignorancia, es tal vez fruto del orgullo, la falta de atención y los prejuicios. Tal vez, el acto de hacerlo, de ignorar a diario sea la peor trampa que uno mismo pueda hacerse. Es más, ignorar, es tan solo privarse del momento y las circunstancias que este te brinda, y tal vez del futuro que te espera.
Es decir, todo estaba preparado, ese mismo sábado debíamos ir al Puerto y bailar salsa hasta caernos del cansancio y emborracharnos hasta que todo lo que se escurria por el corazón aflorase, pero no, nos ignoramos. Podríamos estar en el sofá de casa, mirando una peli acurrucados en un abrazo que jamás olvidaríamos, pero no, nos ignormaos. O podríamos estr haciendo el amor como dos bestias, o que él nos hiciese serlo, pero no, nos ignoramos...
De todas formas ytras tirar el segundo boli, esta vez negro; creo que todo termina tarde o temprano. Ocurre o no ocurre. Habla o se calla. Nace o se aborta. Y en este caso fue abortado, ese niño sietemesino lleno de vida y esperanza, ese niño llamado pasíón, ha muerto. Ese bonsai de sueños, regado con lágrimas y desnudez matutina, ya no existe... Ahora ese esperma único, que por primera vez en la historia ha concebido vida, descansa entre la ortiga seca del jardín. Duerme el verso, la sombra, los nombres y el sentimiento entre las oxidadas piedras que abordamos con palabras y desiciones. La vida...
sábado, 6 de marzo de 2010
Una sorprendente obra en la que podremos encontrar los rostros más famosos. Lo que tal vez no puedas explicarte es, qué hacen todas estas personas compartiendo mesas, conversación y lienzo...
Discussing the Divine Comedy with Dante
Discussing the Divine Comedy with Dante
viernes, 12 de febrero de 2010
A veces
No sololamente tú te sientes solo. Las cosas son mucho mas fáciles de lo que piensas. La noche hace amigos. A veces él está mas serca de lo que crees. A veces él no és quien piensas...
domingo, 7 de febrero de 2010
simpl e insomne
me vuelvo
a encontrar, simple,
ante la zambra
ensombresida/o el contacto
perdido de tú y mis poemas.
me vuelvo,
y ahí, me reconozco
mirándome a mí mismo,
de ambos lados de la carretera.
el yo simple:
un preso entre sentencia y sentimiento,
un ruido acuchillado
por la noche,
la voz que calla tanto
como dice.
y bien...
me veo.
frente a frente,
yo a yo,
simple a insomne.
me vuelvo
sobre mi rostro ciego.
olvido llanto y poema en la hoja.
el ruido de la gente,
y el martilleo eterno,
incesante, que se imita,
del sigue!, del sé!
igual.
eco de silecio roto
q me llama.
ceniza
de lo mismo.
me miro, él mira,
nos miramos...
a un lado se amontonan
todas esas calles,
el ruido de ruedas,
de gente, de pizadas,
de salpicados charcos sin melancolía,
de cirenaicas sirenas,
de luz, de miopía,
de gente que se olvida ver
y solo sigue...
insomne sigue
por la infinita noche.
al otro lado
calla el día.
amanece la luz crepuscular
entre las simples sombras.
hay ecos,
pero aún viven,
simples ecos
que callamos,
que nos callan.
el yo insomne se ve arrastrado
por la acera,
unos pasos,
que no persive que lo mueven,
unos que lo sumerguen en la noche.
el yo simple se sumergue en sí mismo
en el aleteo suave de sus
susurros,
en su sinceridad callada que habla sola.
me observo, él mira.
y esa pausa del tiempo,
ya barrera,
asfáltica y veloz,
de tiempo y agua sucia,
recuerda la insignificancia
de horas, de segundos,
que nos cautivan.
horas huidas,
huidas horas que perdimos.
que nos pierden.
jueves, 28 de enero de 2010
El Teatro y Margarita
Margarita Xurgú habla del teatro, del arte de la actuacion y de la perecedera fama del actor, pero tambien habla del espectaculo como herencia y del significado que tiene el entregarse y entregar esos momentos al público, renaciendo y haciendo inmortal la representacion.
Tambien, aquí, recita unos versos de F.G.Lorca una de las personas que mas influyó en su carrera artistica y su persona.
Deleitense
Tambien, aquí, recita unos versos de F.G.Lorca una de las personas que mas influyó en su carrera artistica y su persona.
Deleitense
Un trovador en Cronicas Marcianas
Masiel queríe parecerse a Arwen y se creia que estaba en Rivendelf, Boris aun no tenía canas o... tal vez no quería aceptar esa dura realidad y el presentador en fin... juzguen ustedes mismos.
Nos remontamos a 400 años atrás.
(Agua y aceite mezclados... por una vez)
Nos remontamos a 400 años atrás.
(Agua y aceite mezclados... por una vez)
Sin comentarios...
jueves, 21 de enero de 2010
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